Por Felipe Mora
No todo hecho delictivo que ocurre en el territorio nacional es reportado a la autoridad competente, ya sea porque los agraviados declinen de ello, o porque los encargados de garantizar el orden se hagan de la vista gorda en cuanto a proceder, máxime si se trata de algún destacamento policial.
Para todos los casos delincuenciales que se suceden en el territorio nacional, demostrado está que la Policía Nacional no necesariamente cumple su rol con entera destreza. En ocasiones, hay oficiales y alistados que actúan con un marcado interés particular.
Me he enterado de personas, algunas conocidas por mí, que en alguna oportunidad han sido víctimas de atraco en la vía pública, o de robo en casa habitada. Y entre éstas las hay que ni siquiera se han molestado en querellarse ante la Policía. Este año no ha sido la excepción. De hecho, solo los casos más sonados trascienden a la población y, de hecho, a los medios informativos.
Hay que tener en cuenta que la mayoría de los atracos y robos que se suceden en el país, aún cuando los agraviados los reporten a la Policía Nacional o ante el Ministerio Público, no por ello los medios de comunicación se hacen eco para divulgar ante la opinión pública.
La realidad es que casos de robos, asaltos y atracos a mano armada en distintas situaciones y contra ciudadanos/as se producen con una frecuencia 24/7 en todos los confines del territorio nacional.
Puede que sea una cifra respetable la que da a conocer el Jefe de la Policía, mayor general Manuel Castro Castillo, cuando afirma que en el año y cuatro meses que lleva al frente de la institución han sido enviados a la justicia 152,532 presuntos delincuentes que, de un modo u otro, han violentado las leyes.
Lo malo en todo esto es que un alto porcentaje de esos “presuntos delincuentes’’ en la actualidad se pasean por las calles, en total libertad, luego de que sus procesos hayan sido conocidos por ante la justicia. Y eso sí que no se ve bien ante los ojos de la población.
Se podría afirmar, con justa razón, que tenemos un cuerpo policial abrumado por las deficiencias, en especial los pírricos salarios que devengan sus miembros, la falta de preparación, a lo que se agrega la falta de interés entre un alto porcentaje de nuestra juventud en interesarse por ingresar a las filas policiales.
Cifras oficiales dan cuenta que la cantidad de internos en las cárceles dominicanas supera los 24 mil, de los que solo en La Victoria hay más de 8 mil. Y entre esos reclusos entran todas las categorías de infractores.
Pero además, cada jefe policial quiere tener un historial de buena imagen ante la población. Y, como es de suponer, las cifras se pueden manejar a conveniencia.
Todo parecería indicar que en este país la cifra de delincuentes en las calles supera la cantidad de agentes policiales en las filas, a lo que hay que agregar que, en ocasiones, la delincuencia deja muy atrás a nuestros policías en lo que se refiere a equipamiento tecnológico.