El aborto es un tema de conciencia. No se puede prohíbir o aprobar apabullando a los que tienen posiciones encontradas. Hay que encontrar una vía legal, donde se le permita mantener las ideas que tienen sobre el aborto los religiosos y del otro lado las feministas e integrantes de la sociedad civil.
Por Manuel Hernández Villeta
El tema es de conciencia, porque cada segmento tiene su visión. Lo ideal es que se conforme una ley donde se aplique sin irrespetar los derechos de cada ciudadano. Por lo pronto proponemos, que el aborto terapéutico sea aplicado previa aprobación de una junta de médicos, que puede ser integrada por dos o tres profesionales del hospital o la clínica de referencia.
Obligatoriamente tiene que haber un sicólogo o siquiatra, para evaluar clínicamente a la mujer que desea realizarse el aborto. Si los religiosos no creen en el aborto, sencillamente que sigan sus dictados bíblicos, y permitan que haya opciones para los otros.
Creo que el aborto es necesario en caso de violaciones, mal formación del feto, problemas inminentes que pongan en peligro la vida de la madre, pero lo rechazo como un método anticonceptivo, o para paliar sinverguencerías, de las que buscaron sexo irresponsable, y luego quieren tronchar la evolución por métodos drásticos.
Con las leyes sobre el aborto se estará corrigiendo una situación peligrosa. De acuerdo al rumor público en casi todo el país hay médicos, enfermeras y hasta comadronas que se dedican a realizar abortos fuera de ley, pero obteniendo beneficios millonarios. Corregir esta situación es obliglatorio y urgente, para controlar a los carniceros y los daños colaterales que causan.
Hay que fortalecer los controles de la natalidad, mediante las pastillas, métodos quirúrgicos, reparto de condones y otros. Si hay una buena cobertura de control de la natalidad muy pocas veces la mujer tiene que pensar en el aborto.
La sociedad dominicana está herida y casi castrada en su futuro por la gran cantidad de niñas que salen embazadas; ahí mismo se troncha su camino a la superacion personal, porque lo primero es que abandonan la escuela.
El núcleo familiar se desmorona cuando una adolescente, sin medios de producción y sin educación sale embarazada. Va a formar parte de ese cordón de marginados, donde florece la prostitución, la delincuencia, la exclusión social.
Los sectores religiosos tienen que modernizar su forma de ver las relaciones entre los seres humanos. Hay que llevar la educación sexual a las escuelas, y facilitar a las adolescentes medios para evitar los embarazos. El problema está sobre la mesa, y no es con oraciones y versículos de la biblia que se va a resolver.
Hay que consensuar una ley de abortos, donde se permita que se le aplique a la mujer que lo necesita, pero se respete la filosofía religiosa de que siempre se debe preservar la vida. Hay que tomar medidas urgentes con este problema social del crecimiento desorganizado de la sociedad.