La crisis económica, social y política de Haití no puede ser resuelta por la República Dominicana. La ausencia total de instituciones en Haití, no es parte de nuestros problemas. El hambre y la miseria de Haití, tiene que encontrar salvadores, pero no son los dominicanos.
Por Manuel Hernández Villeta
Tratar de unir la fragilidad de las instituciones dominicanas y sus piernas de gelatina, a la total ausencia de organismos confiables y operativos en Haití, es una de las prédicas constantes de los organismos internacionales.
Y no puede ser así. Haití tiene que solucionar sus problemas, y no echarlos sobre los hombros de los dominicanos. A duras penas, los dominicanos pueden hacer frente a sus pesares, por lo que no se pueden echar la carga, super-pesada, de otras naciones.
He visto con mucho detenimiento los constantes pronunciamientos del embajador de los Estados Unidos, donde va presentando a la República Dominicana como una nación sin instituciones confiables, sin vocación de desarrollo, sin fe en el futuro, y dando tropezones constantes.
Me parece que podría ser una forma de restar fuerzas a las instituciones nacionales, para que su reforzamiento tenga que ir unido al abandono total en que vive Haití. Es una reunificación de la isla en lo económico, social, político. Creo que la defensa de su territorio y de su soberanía por parte de los dominicanos hará imposible que se lleve a cabo una integración entre los dos países.
Nadie puede ocultar que las instituciones dominicanas en ocasiones son de barro blando. No pueden pasar las pruebas de la independencia y del fortalecimiento moral, pero existen. El problema en Haiti es que no hay nada, y nadie propone crear los organismos partiendo de cero.
En la República Dominicana hay que fortalecer la justicia, y tener mucho cuidado con las reformas que se hacen a la carrera, como un nuevo código penal, que podría dar más dolores de cabeza en el futuro. El actual código fue hecho a caprichos, y hoy muchos lo abandonaron y tomaron el camino de la revisión.
El sistema económico dominicano tiene que ser modernizado, para que sea más justo y equitativo, y que el empresario obtenga beneficios en base al libre juego de la oferta y la demanda, y no por la especulación.
La educación está atrasada, a pesar de todas las aulas que se construyen; se carece de una política de pleno empleo; La seguridad ciudadana es deficiente, y el suministro de energía es un lastre.
A pesar de todo, los esfuerzos locales van dirigidos a lograr el desarrollo dominicano y mantener abiertas las puertas de la democracia. En Haití, se está camino del infierno en la barca de Caro