Un meteorito ha puesto de manifiesto que la vida existió en Marte, aunque no se establece si aun existe. "No hay otra teoría más convincente", han concluido los científicos.
Es la primera vez que se ha llegado a esa conclusión en base al estudio de un meteorito encontrado en la Tierra.
El estudio fue hecho por científicos de China, Japón y Alemania quienes hicieron un análisis detallado de las huellas de carbono orgánico de un meteorito marciano y han llegado a la conclusión de que es muy probable su origen biolígico.
Los resultados fueron publicados en 'Meteoritics & Planetary Sciences', en los cuales los científicos sostienen que el carbono podría haber sido depositado en las fisuras de la roca cuando todavía estaba en Marte por la infiltración de un líquido, que era rico en materia orgánica.
El meteorito fue expulsado de Marte después de que un asteroide se estrellara en su superficie. El meteorito, llamado 'Tissint', cayó en el desierto de Marruecos el 18 de julio de 2011, a la vista de varios testigos presenciales.
En su exploración, se encontró que la roca extraterrestre tenía pequeñas fisuras que se llenaron con la materia que contiene carbono. Equipos de investigación han demostrado ya que este componente es de naturaleza orgánica, pero hasta ahora no había consenso sobre su origen.
Los expertos llevaron a cabo un análisis microscópico e isótopo del material de carbono que llevó a los investigadores a la conclusión de que el material era biológico, pero no era química perteneciente al planeta, y también abrió un abanico de posibles explicaciones acerca de su origen.
NUEVAS TEORÍAS
Con este trabajo, los investigadores desafían las teorías descritas previamente, que proponen que las huellas de carbono estaban originadas por la cristalización de alta temperatura del magma. Según el nuevo estudio, una explicación más probable es que los líquidos que contienen compuestos orgánicos de origen biológico se infiltraron en la roca 'madre' de 'Tissint' a bajas temperaturas, cerca de la superficie marciana.
Estas conclusiones están apoyadas por varias propiedades intrínsecas de carbono del meteorito, por ejemplo, su proporción de carbono-13 a carbono-12. Esta resultó ser significativamente menor que la proporción de carbono-13 en el CO2 de la atmósfera de Marte, medido previamente por los rover Phoenix y Curiosity.
Por otra parte, la diferencia entre estas proporciones se corresponde perfectamente con lo que se observa en la Tierra entre un trozo de carbón –que es de origen biológico– y el carbono en la atmósfera. Los investigadores señalan que esta materia orgánica también podría haber sido traída a Marte cuando los meteoritos muy primitivos –condritas carbonatadas- cayeron sobre él.
Sin embargo, consideran que este escenario es poco probable debido a que tales meteoritos contienen muy bajas concentraciones de materia orgánica. Gillet se ha mostrado abierto a que "otros estudios puedan contradecir estos hallazgos". "Sin embargo, nuestras conclusiones son tales que van a reavivar el debate sobre la posible existencia de actividad biológica en Marte, al menos en el pasado", ha concluido.