He sido siempre un gran defensor del presidente Danilo Medina por su nueva visión para gobernar, por su liderazgo humano y ético, por sus políticas sociales y por su gran espíritu de humildad.
Pero Danilo no es perfecto, es un ser humano que también se equivoca. Y humildemente creo que su posición de vetar la ley del código penal y abrir el espacio para legalizar el aborto, es un grave error.
Fruto de ese decisión incorrecta el presidente Danilo Medina ha creado una situación muy difícil con diversos sectores porque en el fondo lo que se busca no es evitar sanciones contra médicos que realicen un supuesto aborto terapéutico, sino abrir el espacio para aprobar el aborto en una ley, violando de esa manera la constitución que establece my claro en el artículo 37 que "el derecho a la vida es inviolable desde la concepción hasta la muerte."
Y los partidarios del aborto perdieron ese pleito en el 2010 cuando los defensores de la vida y de la fe logramos que la constitución fuera clara y precisa en condenar el aborto. Por eso es que se constituye en un grave error retrotraer esa situación.
Y lo más grave es que las justificaciones que da el presidente para el veto tienen grandes debilidades jurídicas, humanas y jurídicas.
Eso lo demostró con creces la Conferencia del Episcopado, y como en esta lucha los católicos y los evangélicos estamos hermanados, quiero reproducir los elementos centrales de ese documento: "Cuando la carta del Presidente habla de "el derecho a la vida y a la salud, el respeto a su dignidad humana y a su integridad psíquica y moral", referido a la mujer embarazada, nótese que es excluyente, dado que sólo se refiere a la mujer, a la que naturalmente hay que salvar siempre, no reconociendo que allí en una mujer embarazada hay otra persona (…) El principio a tener en cuenta es que son dos vidas que están en juego. El Estado tiene el deber y la obligación de ser inclusivo y legislar para salvar las dos vidas, no para salvar una y condenar la otra.
"Este mismo principio es válido para el profesional de la salud. El médico, en caso de emergencia y amenaza contra la vida de la mujer embarazada tiene el deber de atender y procurar la salvación de las dos vidas. Si en el camino de procurar salvar las dos vidas y una, tal vez la más débil, muere, no es objeto de penalización.
"Ante el intento de equiparar nuestra legislación con los países del mundo que permiten la interrupción del embarazo les queremos recordar que una mentira dicha como si fuera verdad 999 veces, será siempre mentira. El aborto ha sido, es y siempre será un crimen. No hemos de querer equipararnos en el mal o lo malo, sí hemos de procurar equipararnos en lo bueno y en el bien. Es lamentable que se pretenda mutilar este Código, que pudiera ser un avance sin precedente, queriendo sumergir nuestra Nación Dominicana en la cultura de la muerte y el tener que llevar sobre hombros nobles, la humillante decisión de ser incapaces de hacer la diferencia siempre a favor del bien común y del respeto al valor mismo de nuestra propia existencia, como es la VIDA HUMANA."