Disfrutando el mágico espacio del hogar familiar en la hermosa estación navideña, pude apreciar una vez más la trascendencia de tener un buen texto en las manos y reflexionar sobre su contenido. Consecuentemente, leí los valiosos aportes del ex presidente de España, Felipe González, y del que fuera secretario de Estado Norteamericano, Henry Kissinger.
Ambos abordan cuestiones trascendentales para poder entender aspectos puntuales y medulares de la política y la diplomacia contemporánea.
Son dos textos valiosísimos creados por protagonistas de la historia política, diplomática y social de los siglos XX-XXI. El primero ideado por el hombre que dirigió el gobierno español entre 1982-1996.
González plantea en su libro “En Busca de Respuestas, El Liderazgo en tiempos de crisis”, que la profunda crisis que nos afecta hace varios años es económica y social, pero también de liderazgo.
Y en ese contexto, dice que esa falta de un liderazgo a escala regional, internacional y mundial se manifiesta en la incapacidad de dar respuestas a cómo mejorar el mundo; cómo hacerlo más justo, más próspero y más libre.
Tras la caída del muro de Berlín, observa quien fuera también secretario general del Partido Socialista Obrero Español (PSOE), la política ha sufrido una transformación progresiva con un deterioro de la imagen que anteriormente proyectaba.
“En la política hay una pérdida de credibilidad generalizada, que se muestra con especial intensidad en algunas regiones del mundo que han dejado atrás regímenes autoritarios o totalitarios para incorporarse a la ola de democratización que siguió o precedió a la caída del muro de Berlín. Así se produjeron los acontecimientos en la región latinoamericana y en centro y el este de Europa”, expone Felipe González.
Asimismo reconoce que el liderazgo político, empresarial y social predominante requiere de una urgente renovación que permita afrontar los desafíos del presente y así fijar las bases de un futuro promisorio y equitativo.
Efectivamente, América Latina ha transitado por un fortalecimiento de sus instituciones políticas democráticas en los últimos treinta años. Sin embargo, las desigualdades sociales se han incrementado a pesar de un crecimiento impresionante de las mayorías de las economías de los países de la región, incluida la República Dominicana.
Un reciente informe de la CEPAL prevé en el 2015 un crecimiento de 2,2 por ciento para las economías de Panamá, Bolivia, Perú, Nicaragua y República Dominicana.
Los países que liderarán la expansión regional el próximo año serán Panamá, con un alza en su Producto Interno Bruto (PIB) de siete por ciento; Bolivia con 5,5 por ciento; Perú, República Dominicana y Nicaragua con cinco por ciento, de acuerdo a ese organismo internacional.
Los sectores más empobrecidos de Latinoamérica esperan que esas bonanzas económicas se traduzcan en mejores servicios a la ciudadanía; generación de empleos, más hospitales y escuelas e incrementos salariales para los servidores públicos y privados.
Un Clásico de la Diplomacia
Henry Kissinger tuvo la fortuna no tan solo de representar, negociar y administrar la política exterior de Estados Unidos entre 1969 y 1977, sino también incidir directamente en transformaciones importantes registradas en el ámbito político en diferentes países del mundo.
En su clásico libro:”La Diplomacia” escrito en inglés y traducido al español y con varias ediciones aborda una diversidad de informaciones relacionadas al complicado ajedrez de la política y diplomacia mundial.
Como secretario de Estado en los gobiernos de Richard Nixon y Gerald Ford y consejero de Seguridad Nacional durante el mandato del primero, jugó papeles estelares en la aplicación de la denominada “política de distensión” con la antigua Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) y la República Popular China.
Su mentalidad anticomunista era evidente pero apostó a un rompimiento del aislamiento para colocar a EEUU en el epicentro de la política exterior mundial.
En la práctica, auspició un acercamiento de Estados Unidos hacia la gigante China a través de una visión negociadora cuyo objetivo central era la armonización de las relaciones de ambos países.
Kissinger, considerado el artífice de la apertura de la política diplomática norteamericana, lo cual refleja cuando escribe que:”Hasta comienzos de este siglo, la tendencia aislacionista prevaleció en la política exterior norteamericana. De pronto, dos factores proyectaron a los Estados Unidos a los asuntos mundiales: su poder, en rápida expansión, y el gradual desplome del sistema internacional centrado en Europa. Dos presidencias decisivas marcaron esta progresión: la de Theodore Roosevelt y la de Woodrow Wilson. Estos hombres sostuvieron las riendas del gobierno cuando los asuntos mundiales iban atrayendo hacia su vórtice a su nación, muy a su pesar. Ambos reconocieron que los Estados Unidos tenían que desempeñar un papel decisivo en los asuntos mundiales, aunque justificaran salir del aislacionismo con filosofías opuestas”.
Esa pérdida de la credibilidad en la imagen de muchos políticos del mundo y particularmente de nuestra América Latina, es un factor que repercute en el fraccionamiento y debilitamiento de los partidos políticos.
Como lo plantea Felipe González hay una crisis de liderazgo entre los líderes tradicionales porque muchos de ellos han perdido el respeto y admiración que tenían entre sus seguidores. La corrupción ha manchado sus nombres y hoy en vez de representar los sueños y esperanzas de las masas desposeídas solo exhiben riquezas que no que pueden justificar.
¿Qué ha pasado con las propuestas discursivas que enardecían a esas masas populares de aquí y de allá? Sencillamente, están sepultadas en el zafacón de la historia a la espera de una renovación porque tarde o temprano deberán resurgir.
Finalmente, deseo sinceramente un feliz año 2015 a todo el pueblo dominicano, y especialmente a los que siguen mis opiniones vertidas en diferentes medios de comunicación.
Que así sea.
Lunes, 29 de diciembre del 2014
Articulo de Manuel Díaz Aponte