NUEVA YORK.- 15 de febrero. Ray Rice agrede a su novia en un hotel de Atlantic City.
"Altercado menor". Fue la descripción inicial dada por el abogado del running back de los Ravens del incidente con su entonces novia Janay Palmer, en el fin de semana del Día de los Enamorados. En realidad lo ocurrido en el hotel Revel fue algo grave, algo que acabaría poniendo en evidencia a la NFL, que todo este tiempo se había hecho de la vista gorda con los recurrentes casos de violencia doméstica que involucraban a sus jugadores.
Casi de inmediato se difundió un video en el que Rice arrastraba a la mujer tras haberla golpeada en el elevador. La liga le impuso una suspensión de dos partidos. Pero había otra grabación, en la que se veía cuando Rice golpeaba brutalmente a su actual esposa. Ese video finalmente vio luz pública y se convirtió en una pesadilla para Roger Goodell, el comisionado de la liga. Pero la popularidad de la NFL sigue inmune, algo reflejado en que las emisiones de los partidos lideran los índices de teleaudiencia.
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24 de mayo. Real Madrid-Atlético de Madrid, la final española de la Liga de Campeones.
Corrían los 93 minutos en el Estadio de la Luz de Lisboa y el Atlético doblegaba 1-0 a su vecino. Diego Simeone palpitaba con dar a los colchoneros su primer cetro como campeón de Europa. Hasta que apareció Sergio Ramos, el central del Real Madrid, elevándose para cabecear el tiro de esquina cobrado por su compatriota Luka Modric, batiendo al portero Thibaut Courtois.
El partido se fue a tiempo extra. Con Angel di María como propulsor, los goles de Gareth Bale, Marcelo y Cristiano Ronaldo estamparon el 4-1 definitivo. Al definir de penal, con su 17mo gol del torneo, Cristiano se quitó la camiseta para exhibir su musculatura. Era el reflejo imperial de un Real Madrid que volvía a reinar en Europa tras 12 años de espera por la "Décima" Copa de Europa.
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15 de junio. La clavada de Manu Ginóbili en el quinto juego de la serie final de la NBA.
El signo de exclamación de la victoria de los Spurs de San Antonio se produjo en un asombroso segundo cuarto. Manu Ginóbili tomó el balón por el centro de la pintura, se desmarcó de Ray Allen y se elevó para clavar con la zurda el balón ante el mastodonte Chris Bosh, uno de los tres súper astros de Miami. Una jugada para los afiches rumbo a un desigual triunfo 104-87, para el quinto título de los Spurs en 16 temporadas bajo la conducción de Gregg Popovich.
Ginóbili, Tony Parker y Tim Duncan acabaron estropeando la ambición de un tercer título seguido de LeBron James y el Heat. Pero den crédito a Popovich, relegado a un segundo plano en el panteón de los grandes entrenadores de la NBA por Phil Jackson y Pat Riley. Pop supo regular los minutos de su trío de veteranos y pulir nuevo talento como Kawhi Leonard (el más valioso de la final).
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24 de junio. El mordisco de Luis Suárez en el Mundial.
El marcador en Natal mostraba un 0-0 a los 79 minutos. Uruguay era pura angustia al verse fuera del Mundial. El único resultado que le servía ante Italia era la victoria. Y fue cuando apareció la dentadura del delantero uruguayo, en un tercer incidente en el que muerde a un rival.
¿En serio? Pues sí. En un forcejeo dentro del área italiana, Suárez acabó mordiendo al zaguero Giorgio Chiellini, quien con desesperación le mostraba al árbitro mexicano Marco Rodríguez la marca dejada por el charrúa. Suárez no fue expulsado y Diego Godín anotó a los 81 para el triunfo que prolongó la estadía de la Celeste en Brasil. Pero el "Pistolero" no pudo jugar en la derrota ante Colombia en los octavos de final al caerle una fulminante suspensión que le dejó fuera del torneo y durante los siguientes cuatro meses.
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8 de julio. El Mineirazo de Brasil en las semifinales de su Mundial.
Como se hizo costumbre antes de cada partido de la Canarinha frente a sus aficionados, el prólogo era marcado por la vibrante interpretación del himno nacional. Ese trance se repitió en el Estadio Mineirao de Belo Horizonte frente a Alemania. Los brasileños silbaban cada vez que un alemán tocaba el balón. No tenían las más mínima idea del castigo que se venía.
Pasaron 11 minutos y cayó el primer gol tras un tiro de esquina. Thomas Mueller lo remató a placer. ¿Remontaría el local? Para nada, sin el goleador Neymar (lesionado) y el zaguero Thiago Silva (suspendido), era un equipo atolondrado. Y fue cuando empezó el aluvión de goles alemanes, cinco en un lapso de 18 minutos. Todo terminó con un lapidario 7-1. Del Maracanazo de 1950 al Mineirazo de 2014, otro trauma para la selección con más campeonatos mundiales. Pueden presumir de sus cinco copas, pero nunca en casa.
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13 de julio. Goetze y el gol que sentenció el Mundial.
La volea de James Rodríguez. La palomita de Robin Van Persie. El Mundial ofreció una impresionante cantidad de goles de alta factura. Ahora bien, el que Mario Goetze anotó en la final quizás no ha sido valorado en su justa dimensión. Un gol trascendental porque (1) no sólo significó la conquista de un cuarto título para Alemania al sentenciar el triunfo 1-0 contra Argentina y (2) la extraordinaria elaboración y ejecución del mismo.
A los 113 minutos, en una prórroga, el duelo en el Estadio Maracaná parecía condenado a una definición por penales. Una jugada impecable por parte de los alemanes: el medido pase desde la izquierda por Andre Schuerrle, el temple de Goetze para dominar la pelota Brazuca con el pecho y, sin dejar que picara, clavarla al fondo al estirar la pierna zurda ante la salida del arquero Sergio Romero.
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26 de septiembre. Derek Jeter, y un último hit conmovedor en el Yankee Stadium.
Fue el guion perfecto para el fin de una era, 20 años seguidos con el mismo equipo y erigiéndose como figura icónica del béisbol de Grandes Ligas.
El capitán de los Yanquis conectaba un sencillo en la parte baja del noveno inning para sellar una victoria 6-5 contra Baltimore en su último juego en su estadio. Todavía le quedaban unos juegos más en Boston, y los fanáticos del rival más enconado de su equipo no tuvieron reparo en corear el nombre del "Número 2″ al retirarse con 3.465 hits (sexto en la lista de todos los tiempos) y cinco campeonatos de la Serie Mundial.
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29 de octubre. Madison Bumgarner, el pitcher indomable de la Serie Mundial de béisbol.
Previo al partido que definiría el campeón de las Grandes Ligas, Bruce Bochy adelantó que Madison Bumgarner podría lanzar "al menos 50, 60 lanzamientos". Al final, el as de los Gigantes tiró 68 desde el montículo del Kauffman Stadium de Kansas City en un sensacional relevo de cinco innings. El último lanzamiento fue un foul bateado por Salvador Pérez que acabó en el guante del tercera base Pablo Sandoval para sentenciar la victoria 3-2 y el tercer campeonato de la Serie Mundial conquistado por San Francisco desde 2010.
Pensar que dos noches antes, luego de ser blanqueados por el zurdo, los Reales daban como hecho que no tendrían que enfrentar más a Bumgarner. Pero volvió a aparecer, para preservar una ventaja de una carrera a partir del quinto inning. Sacó out a 15 de los últimos 16 bateadores que enfrentó y dejó en 0.25 su efectividad en 36 innings lanzados en cinco apariciones en la Serie Mundial.
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23 de noviembre. Roger Federer y Suiza, campeones de la Copa Davis.
A sus 33 años y con 17 títulos de Grand Slam, Roger Federer podría darse por satisfecho. No se cansa. Más allá de su fenomenal clase como tenista, es un competidor nato. Apenas una semana después en la que debió renunciar a la final de la Copa Masters por una molestia en la espalda, Federer apareció en Lille.
La anfitriona Francia preparó la final en una superficie de arcilla. Federer perdió su primer punto ante Gael Monfils, pero no falló cuando le tocó la responsabilidad de conseguir el decisivo contra Richard Gasquet, despechándolo 6-4, 6-2, 6-2. Quizás no pudo aumentar su colección récord de títulos en los Slams, pero Federer sumó el gran título que le faltaba, el de la Copa Davis con Suiza. Cierto, su oro olímpico es en dobles, no en sencillos. Pero tiene la mente puesta en Río de Janeiro 2016.
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25 de noviembre. Messi, el devorador de récords.
El 2014 fue un año de desilusiones para Lionel Messi. La derrota en la final del Mundial no fue consuelo por haber sido proclamado como el mejor jugador del torneo. Su Barcelona completó una temporada sin trofeos. En enero fue superado por su némesis Cristiano Ronaldo por el Balón de Oro.
Pero el argentino sigue tumbando toda clase de récords, pero nada como la sucesión que se mandó en un lapso de tres días en noviembre. Con un triplete ante Sevilla, Messi se convirtió en el máximo goleador de la liga de España al superar la cifra de 251 que tenía Telmo Zerra. Y tenía que ser con otro triplete ante el Apoel de Chipre (con qué más podría ser) se erigió como el máximo anotador de la Liga de Campeones de Europa, alcanzando los 74 para dejar atrás los 71 Raúl González. A Messi le demandó 91 partidos llegar a los 74, a Raúl le tomó 142.