La tragedia del 12 de enero del 2010 dejó oficialmente 222 mil 570 muertos, un millón y medio de damnificados.
Por Rolando de la Ribera
Santo Domingo, 12 ene (PL) El vecino Haití rinde tributo hoy a la memoria de las víctimas del terremoto del 2010 con un día de recuerdo y reflexión, y la bandera nacional ondea a media asta.
La tragedia del 12 de enero del 2010 dejó oficialmente 222 mil 570 muertos, un millón y medio de damnificados, más de 300 mil edificaciones dañadas y pérdidas por siete mil 900 millones de dólares.
Cinco años después de aquel terrible suceso aún quedan 85 mil 432 damnificados que residen en 123 campamentos, según un informe de la Organización Internacional para las Migraciones.
A la crisis dejada por el terremoto se unió una epidemia de cólera que hasta 2013 provocó más de nueve mil muertes y 635 mil casos. Una nueva tragedia que reforzó los efectos de la anterior.
El presidente haitiano, Michel Martelly, ha asegurado que en estos cinco años su país sólo ha recibido cuatro mil millones de los 12 mil 400 millones de dólares prometidos como apoyo por la comunidad internacional.
El Haití de hoy no quiere donaciones ni ayuda, sino inversiones, dijo Martelly quien ha criticado que la mayor parte de las donaciones hayan fluido a través de organizaciones no gubernamentales en vez de llegar a través del Estado.
El resultado de ese incumplimiento del compromiso de la comunidad internacional y de la forma en que han manipulado esa ayuda se evidencia hoy en los pálidos resultados de la reconstrucción del país.
Las ciudades muestran pocas señales del sismo porque la mayoría de los edificios dañados fueron demolidos y en algunos lugares se yerguen nuevas construcciones y cientos de escuelas han sido reconstruidas.
Pero el país sigue siendo extremamente pobre con más de un 40 por ciento de desempleo y más de seis de los 10,4 millones de habitantes viven por debajo de la línea de la pobreza, en la extrema miseria.
La falta de viviendas y de oportunidades de empleo genera graves carencias, una creciente inseguridad y un éxodo que va en aumento y que afecta a otras naciones, especialmente a la vecina República Dominicana.
Eso explica, por ejemplo, que en los últimos ocho días el Ejército dominicano haya apresado en la frontera y deportado a 13 mil 300 indocumentados, incluyendo a familias enteras que se "mudan" con sus escasas pertenencias.
En lo interno, las labores para recuperar al país se han visto obstaculizadas desde el pasado año por protestas de opositores radicales que exigen la celebración de demoradas elecciones parlamentarias y municipales.
Y es que Haití debió convocar en 2014 a elecciones legislativas para renovar a 20 senadores, 112 diputados, 140 autoridades municipales y mil 140 representantes comunales; algo pendiente desde el sismo del 2010.
Esa crisis política ha tratado de ser resuelta por el Gobierno con la renuncia de varias figuras y la firma de un acuerdo entre los tres poderes del estado que extienden el mandato parlamentario para facilitar la celebración de elecciones.
Pero las negociaciones para superar la crisis tuvieron poco avance porque cada propuesta formulada por la presidencia era cuestionada por opositores que dilataban cada vez más el tiempo para encontrar soluciones.
Por suerte, la víspera Martelly alcanzó un acuerdo global con 23 partidos políticos para encontrar solución a la crisis pre-electoral, y eso alivió la tensión en momentos en que se conmemora este quinto aniversario del terremoto.
Ahora se espera por las reacciones de los grupos radicales, que protagonizan protestas para desestabilizar al gobierno, y de algunos senadores que han mantenido una actitud intransigente frente a los esfuerzos por superar la crisis.
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