Los progenitores tienen que seguir la misma línea y no mostrar conductas contradictorias
Los adultos no deben asumir responsabilidades que les corresponden a los niños, como es el caso de los deberes
Según Silvia Álava, el reparto de tareas entre los padres ha de realizarse en función de sus horarios
Madrid, 14 de enero de 2015.- “Hay que tener muy claro que la educación no se delega; así, tanto la madre como el padre son igualmente responsables ante el objetivo común que se establece”, asegura la psicóloga infantil Silvia Álava en su libro “QUEREMOS HIJOS FELICES. Lo que nunca nos enseñaron (de 0 a 6 años)”.
Dentro de la pareja, sobre todo si hay niños, es imprescindible cuidar la comunicación y analizar los mejores momentos para hablar, afirma Álava.
En su libro, la psicóloga desvela una de las reglas de oro de la educación: los padres deben seguir siempre la misma línea sin mostrar conductas y actitudes contradictorias, especialmente delante de los niños.
Una de las pautas para que el niño acepte las normas es que cuando el padre o la madre inicia la “negociación” con el niño, sea este quien la acabe; de esa forma no habrá contradicción posible.
Trabajo en equipo
Silvia Álava nos da seis consejos clave para repartir las parcelas correspondientes a la educación de los hijos, complementándose y actuando a la vez como un equipo:
Lo primero que es necesario tener en cuenta es la idea de equipo; es decir, aunque las tareas estén repartidas, no significa que las tenga que hacer siempre la misma persona.
La flexibilidad será fundamental para que este equipo funcione. Se trata de conseguir entre los dos el objetivo marcado y no tanto de ver quién lo ha hecho. Por eso, si en una determinada situación uno de los dos no puede hacerse cargo de la tarea o está en peores condiciones para ello, el otro puede realizarla sin que suponga una pelea ni lo anote como un favor personal hacia su pareja.
Asignemos las tareas en función de los horarios de los progenitores. Por ejemplo, si el padre o la madre llega a casa del trabajo a las 20:30 h, lo más razonable es que el que esté en casa sea el que vaya bañando a los niños.
Las tareas también se pueden repartir en función de los gustos. No obstante, todo esto será negociable y es importante dejar establecido que en cualquier momento se pueden reasignar y volver a repartir.
No se puede olvidar que es básico trabajar la autonomía del niño, por lo que hay que ir asignándole progresivamente una mayor responsabilidad en el hogar.
Los adultos no deben asumir las responsabilidades que les corresponden a los niños, como es el caso de los deberes. Una cosa es que los padres les ayuden y otra muy diferente es que se hagan los responsables de ellos.