Rememoró el aporte de los próceres latinoamericanos y aseguró que en sus idearios está el sustento inspirador del organismos regional.
San José, 28 ene (PL) Es ahora y no más tarde, la hora de América Latina y el Caribe, sentenció hoy el presidente de Costa Rica, Luis Guillermo Solís, al inaugurar la III Cumbre de la Comunicad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac).
Los pueblos de esta región no sólo exigen un buen gobierno, eficaz, transparente, preocupado por la preservación del ambiente y comprometido con la defensa de los derechos humanos, sino también afirmarse con una voz propia y potente en el concierto de las naciones, afirmó.
Rememoró el aporte de los próceres latinoamericanos y aseguró que en sus idearios está el sustento inspirador de la Celac.
Desde nuestra propia génesis republicana esta región se caracterizó por la búsqueda constante de la unidad y si esta no logró concretarse se debió a la incidencia de fuerzas exógenas, pero sobre todo a la falta de voluntad de nuestras elites para convertirla en un proyecto político y lograrla, consideró.
Diversidad en la reflexión, unidad en la acción, esta debe ser nuestra mayor fortaleza y la consigna corriente a nuestra Comunidad, enfatizó.
Destacó que durante su gestión, Costa Rica contribuyó a fortalecer la dimensión multilateral de la Celac, al procurar la puesta en ejecución de modalidades de coordinación con instituciones subregionales y regionales, así como con otros países e instancias extrarregionales, como China.
Alentó a aportar de manera colectiva al establecimiento de una estrategia que permita a Celac incidir en el documento final de la III Conferencia sobre Financiamiento para el Desarrollo de las Naciones Unidas.
También instó a promover desde esta área una agenda que reconozca las necesidades específicas de desarrollo de los llamados países de renta media, concepto que cuestionó.
Nuestros esfuerzos no serán exitosos si la comunidad internacional no comprende, no se solidariza, con el mayor grupo de países en vías de desarrollo, cuyas realidades de asimetría, pobreza, exclusión, y débito insuficiente, desarrollo científico y tecnológico, son tan frecuentemente disimuladas bajo esa denominación tan ambigua, expresó.
La voz de la Celac debe y tiene que hacerse valer en el debate internacional, aprobando nuestras experiencias para incidir en sus resultados. Lo que está en juego nos incumbe a todos: se trata de la agenda de desarrollo que orientará a la humanidad en este siglo, enfatizó Solis.
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