Washington, 31 ene (PL) La frecuencia de las olas de calor urbanas aumentaron 48 por ciento entre 1973 y 2012 en el planeta, mientras las de frío disminuyeron, reflejó la más reciente edición de la revista científica Environmental Research Letters.
De acuerdo con los expertos, las zonas urbanas experimentan una especie de doble golpe, una combinación de calentamiento climático con el efecto de isla de calor.
Las actividades humanas y el calor ambiental crean una trampa que evita que las ciudades se enfríen tan rápido como las zonas rurales, afirmó Dennis Lettenmaier, coautor del estudio y profesor de Geografía de la Universidad de California.
El calentamiento es global, pero el efecto se amplifica en las zonas urbanas, añadió.
Lettenmaier y otros colegas estudiaron los períodos prolongados de calor extremo en 217 zonas urbanas de todo el mundo.
Los resultados muestran que aproximadamente sólo el dos por ciento de las zonas urbanas experimentó un descenso significativo de las olas de calor.
El cambio fue más dramático en la noche, pues casi dos tercios de las zonas urbanas mostraron un aumento significativo en la frecuencia de las noches extremadamente calientes.
El calor que se almacena en los edificios y el asfalto, el hormigón y otros materiales de la construcción hace que la temperatura no baje tan rápido como lo haría fuera de la zona urbana. Un efecto probablemente agravado por la disminución del viento en la mayoría de las zonas urbanas, comentó.
Esta investigación es una de las primeras que se centra únicamente en la medición de las condiciones meteorológicas extremas en las zonas urbanas a nivel mundial y examina las disparidades entre las áreas densamente pobladas y menos pobladas.
Las zonas urbanas de América del Sur experimentaron el mayor aumento en las olas de calor, seguidas por las de África, Europa, India y América del Norte, acorde con el estudio.