Leonel Fernández ha pasado de ser un candidato a la presidencia de la República y luego Presidente, a líder indiscutible del país. Como candidato no tuvo tasa de rechazo ni oponentes: solo se veía en el, a un candidato escogido primero por Bosch y Balaguer que deseaba ser presidente, después seleccionado por el PLD y el PRSC, luego por el pueblo, y mas tarde tres veces Presidente de la Republica.
Ahora es el líder el país. Como líder tiene seguidores incondicionales y detractores resueltos a destruir su imagen. El país ahora se divide en dos grupos: los que están con Leonel y los que se oponen a su retorno al poder. Unos representan el retroceso, otros el progreso.
De manera que las cosas han cambiado mucho desde 1996 a la fecha. Antes el PLD pretendía llegar al poder para realizar la obra inconclusa de los padres de la patria y las ideas políticas de Juan Bosch. Ahora de lo que se trata es, de que el PLD continué en el poder para que siga el progreso. Pues Leonel creo las bases sobre las cuales Danilo Medina ha podido enrumbar la nación por el ámbito del Estado Social. Claro, la oposición desea reasumir el poder para retrotraerlo a tiempos ya superados y al interior del PLD muchos pequeños burgueses aspiran a ser también presidentes. Entienden que Leonel y Danilo no deben ser los únicos presidenciables: sienten que tienen también derecho a asumir tal responsabilidad. Pero no se trata de eso, de lo que se trata es de garantizar la continuidad de la materialización de la obra de gobierno que Boscho no pudo concluir en 1963 y que los fundadores del Estado Dominicano tampoco pudieron concluir. Lo cual implica que no es poco lo que el país se juega en el proceso electoral de 2016. No es una carrera por el poder, ni una manera de complacer los sueños de nadie. De lo que se trata es de garantizar la consolidación del progreso emprendido.
La realidad de hoy nos dice que ya Leonel no es el líder solo de los peledeístas: es además el líder de los reformista-balagueristas y del segmento peña gomista del PRD, por tanto, la situación es nueva pues debe responder a esos sectores que han visto –de manera desinteresa- en el a un nuevo conductor de la nación. Pero si bien el mundo político reconoce en Leonel al líder de la nación de hoy en día, mucho mas aun lo consideran así las denominadas fuerzas vivas de la nación: empresarios, profesionales, la clase media, los sectores populares, las mujeres, los jóvenes, los campesinos, que esperan un tren que atraviese la Republica de Este a Oeste, los capitaleños y santiagueros que esperan la construcción de nuevas obras como el metro, etc., ven en Leonel a su líder. Por tanto, no se trata de apetencias pequeño burguesas sino de una realidad política que debe ser entendida en su justa dimensión.
Obvio, el error del PLD ha consistido en carecer de una estrategia de alternancia en el poder. Hasta ahora han sido fallidos todos los intentos de dar estabilidad a la Constitución pues en cada periodo aparecen quienes entienden que la Constitución es un reglamento electorero que puede cambiarse a capricho. Esa es nuestra principal tara, es lo que debemos superar como nación, por tanto, todo intento por mantener a Danilo en el poder mas allá del 16 de agosto de 2016, constituye un atentado contra la institucionalidad democrática, una prueba de falta de institucionalidad y de valores democráticos.
Quienes piensan que se puede jugar a desobedecer la Constitución hacen un flaco servicio a las ideas de Bosch como al ideal de los trinitarios. Es mas, se trata de gente sin olfato político que pueden inducir a Danilo a error. De ahí la gravedad del asunto, claro, Danilo tiene sus ideas muy claras y sabe muy bien el papel a desempeñar en la presente coyuntura política. Esto sin renunciar a saber que no puede existir por mucho tiempo un liderazgo caudillista al interior del PLD, el cual fue concebido por su fundador como un partido formador de líderes. Por tanto, la tarea del PLD hoy en día no es tronchar el retorno de Leonel ni de lanzar a Danilo a una aventura que puede quitar sentido histórico al PLD, es buscar mecanismos institucionales como la no repostulacion continua desde el poder sino la real alternancia en el poder sin que el modelo de desarrollo asumido sufra contratiempos. A partir de 2020, si las condiciones objetivas y subjetivas así lo indican, el PLD debe construir candidatos diferentes a Leonel y a Danilo, pero previo a ello, debe redefinir su estrategia democrática hacia lo interno, pues sin ello no puede haber cambios reales en la nación, verlo de modo diferente es retrotraer el país hacia momentos ya superados.
Tampoco puede permitir el grupismo que tanto daño hizo al PRD y le sigue haciendo, debe recordarse que el PLD, aun integrado por los mismos sectores que representa el PRD, fue concebido como la negación del PRD. Esto era más difícil de ver cuando el PLD era solo un partido de cuadros ahora que es un partido de masas y un partido de centro derecha, debe apreciar más su ideología de centro izquierda.
En pocas palabras, la hora de Leonel coincide con la estrategia del PLD para alcanzar la felicidad del pueblo por intermedio de los sueños de los fundadores de la nación como de las ideas de Juan Bosch. Para seguir avanzando en ese objeto se deben crear mecanismos mediante los cuales quede claro que los presidenciales del PLD, de llegar al poder, van a ejecutar un programa pues el individualismo hasta ahora existente por el cual se deja al Presidente que gobierne a su antojo, es lo que pudiere general caudillismo y grupismo. Es lo que ha generado in conductas en algunos individuos mediante las cuales los enemigos pretenden descalificar sin éxito tanto a Leonel, como a Danilo, como al PLD. Ese es el mal, a ser erradicado, Leonel debe compactar las fuerzas del PLD y la de los aliados en torno a un plan de nación ejecutable por cualquier dirigente pero ahora es hora de Leonel. Es con este líder que el PLD como sus aliados deben discutir el programa a seguir mas allá de 2020 puesto que con el se inicio la transición hacia la democracia, la institucionalidad y el progreso. DLH-31-01-2015