La Habana (PL) La artista cubana Telmary pretende sacudirse la etiqueta de rapera con su segundo disco, Libertad, algo difícil tras ganar un premio Cubadisco-2014 como mejor álbum de hip-hop.
Por Charly Morales Valido
"No tengo nada contra el género, pero realmente no es lo que más consumo, musicalmente, y sinceramente me interesa más la poesía sin estereotipos ni clichés", confesó la intérprete a Prensa Latina.
Desde su debut con la agrupación Free Hole Negro, pasando por sus años en esa escuela de lo alternativo que es el proyecto musical Interactivo, Telmary ha crecido como intérprete y creadora.
De hecho, con Interactivo se acercó más al "jazz-poetry", dejó el rapeo a un lado, y comenzó a especializarse en las colaboraciones, al punto que se ha definido como "una artista del featuring".
Con mayor madurez y centrada en la exploración de las diversas rutas de la improvisación en Cuba, la cantante concibió su nuevo disco justo durante su embarazo, en una fecunda y doble gestación.
Este fonograma -más experimental que A diario, su álbum debut- lo produjo Roberto Carcassés, y explora desde el repentismo hasta la rumba afrocubana, con mucha percusión cubana y espiritualidad.
Libre será presentado el próximo viernes en el capitalino teatro Bertold Bretch, con un concierto auspiciado por la disquera Bis Music y el Instituto Cubano de la Música.
Con músicos de lujo, como Rodney Barreto, Yissy García, Gastón Joya o Rolando Luna, el disco tiene invitados del calibre de Francis del Río, Alexander Abreu y Dreisser Duruthy, quien realiza un sui generis rapeo en yoruba.
Telmary tiene grandes expectativas con un disco que ya le reportó varias alegrías, y la estimula a perseguir nuevos sueños, como escribir un libro de poesía, o hacer una ópera hip-hop.