Ciudad del Vaticano, 4 de febrero 2015 (VIS).-El obispo Vincenzo Paglia, Presidente del Pontificio Consejo para la Familia y postulador de la causa de beatificación de Oscar Arnulfo Romero, ha ilustrado esta mañana en la Oficina de Prensa de la Santa Sede, la figura del arzobispo salvadoreño, asesinado en 1980 mientras celebraba la Santa Misa y del que ayer el Papa Francisco firmó el decreto por el que se reconocía el martirio.
En el acto ha participado también el historiador Roberto Morozzo della Rocca, catedrático de Historia Contemporánea en la Universidad de Roma III y autor de una biografía sobre Oscar Romero. Ofrecemos una amplia síntesis de la intervención de mons. Paglia.
"Es un don extraordinario para toda la Iglesia del comienzo de este milenio ver subir al altar un pastor que dio su vida por su pueblo. También lo es para todos los cristianos, como demuestra la atención de la Iglesia anglicana que ha colocado la estatua de Romero en la fachada de la catedral de Westminster junto a la de Martin Luther King y Dietrich Bonhoeffer, y también para toda la sociedad que ve en él un defensor de los pobres y de la paz. La gratitud va también a Benedicto XVI, que siguió la causa desde el principio y que el 20 de diciembre de 2012, decidió desbloquearla para que prosiguiese su itinerario regular.
El trabajo de la Congregación para las Causas de los Santos – con el cardenal Angelo Amato ? ha sido atento y solícito. Por unanimidad de pareceres, tanto de la comisión de cardenales como de la comisión de teólogos, se confirmó el martirio en "odium fidei"… El martirio de Romero dio sentido y fuerza a muchas familias salvadoreñas que habían perdido a familiares y amigos durante la guerra civil. Su memoria se convirtió de inmediato en el recuerdo de las otras víctimas, tal vez menos conocidas , de la violencia.
Después de un largo proceso que ha visto muchas dificultades tanto por las oposiciones respecto al pensamiento y a la acción pastoral del arzobispo como por la situación conflictual que se había creado en torno a su figura, el itinerario concluye. Romero pasa a ser algo así como el primero de la larga lista de nuevos mártires contemporáneos. El 24 de marzo – el día de su muerte – se ha convertido por decisión de la Conferencia Episcopal Italiana en "Jornada de oración por los misioneros mártires." Y las mismas Naciones Unidas han proclamado esa fecha "Día Internacional por el Derecho a la Verdad en relación con las Graves Violaciones de los Derechos Humanos Fundamentales y la Dignidad de las Víctimas".
El mundo ha cambiado mucho desde aquel lejano 1980, pero el pastor de un pequeño país de América Central, habla más fuerte. No deja de ser significativo que su beatificación tenga lugar mientras en la cátedra de Pedro, está, por primera vez en la historia, un Papa latinoamericano que quiere una "Iglesia pobre para los pobres." Hay una coincidencia providencial.