A propósito de la reciente publicación de la encuesta Rumbo Gallup-Hoy, en la cual, la sociedad dominicana sigue reiterando los niveles de aceptación del gobierno y de la figura del Presidente Danilo Medina, hace varios días que el prominente dirigente del PLD, ex-secretario general, y miembro del Comité Político, José Tomás Pérez, publicó un artículo en el que analizaba la situación particular de los dos líderes fundamentales de esa organización, tanto la del ex-presidente de la república y presidente del partido, Dr. Leonel Fernández, como la del actual presidente de la república, Lic. Danilo Medina, con relación al engorroso tema de la reelección presidencial.
En su análisis, titulado: “Leonel, Danilo y la Reelección”, el alto dirigente peledeista adujo que cuando ese partido consideró que Leonel Fernández, merecía ser reelecto, todos se unificaron para que así fuera, dando de esa manera un reconocimiento explícito a su obra de gobierno. Por cuanto hoy, debido a la popularidad del Presidente Danilo Medina, reflejada de manera consistente en las encuestas de opinión durante todo el trayecto de su mandato –y Gallup, así lo reafirma–, la decisión más correcta que debería adoptar el PLD, sería la de respaldo absoluto a su repostulación.
Según José Tomás: "Danilo Medina, ha hecho un gobierno que por la razón que sea, le ha permitido alcanzar unos niveles de aceptación y simpatía popular sin precedentes, siendo la primera vez que el pueblo dominicano se manifiesta de manera tan abierta en favor de la reelección de un presidente".
De igual forma, en su artículo, resalta los valores de Leonel Fernández, a quien definió como un hombre cuya madurez y sensatez, luego de haber sido tres veces presidente de la república, deja fuera de duda cualquier obstinación irracional por el poder, y quien no ha dudado un instante en decir que si el pueblo se manifiesta en favor de una reelección del presidente Medina, él la apoyaría sin reservas.
Además –y eso lo agregamos nosotros–, si se actúa en consonancia con lo reiterado en varias ocasiones por el propio Leonel Fernández, en el sentido de que para completar una obra de gobierno, cuatro años no es suficiente, la decisión más correcta para los peledeistas, seria respaldar la repostulación del actual mandatario.
Entonces, si partimos de la evocación analítica, expuesta por el prestigioso dirigente, sería oportuno decir que la sensatez ha sido la madre del éxito en todos los actos de la vida, y que en este caso particular, debe imponerse. Por cuanto, corresponderá a los sectores pensantes del peledeismo, lograr los niveles necesarios de madurez que permitan colocar ese tema en el punto más alto de su discusión. Y, a sus protagonistas, en el camino hacia la más trascendental e importante muestra de desprendimiento que acción alguna ha podido registrar en nuestra historia política contemporánea. Lo que colocaría, por ejemplo, a Leonel Fernández, si así fuere, como el principal artífice de un hecho que elevaría su figura hasta donde están colocados aquellos que como él, fueron capaces de deponer el interés particular para dar paso al interés colectivo.
En efecto, ambos líderes, Leonel Fernández, por su lado, y Danilo Medina, por el suyo, tienen que asumir con responsabilidad el planteamiento hecho por José Tomás Pérez, en su análisis. Pues, no existe duda alguna de las virtudes y de los aportes de Leonel Fernández, al desarrollo nacional del país, y mucho menos, de que el pueblo está encariñado con el estilo de gobernar del presidente Danilo Medina, por lo que ambos, gozan del potencial para seguir enrumbando al PLD, por senderos de victorias. Pero aun así, pese al potencial intrínseco y el liderazgo descomunal de uno y el otro, ambos, deben actuar de acuerdo a las circunstancias, y en consonancia con lo que más conviene actualmente.
En sociedades tercermundistas, la reelección de un mandatario es de referencia dañina cuando afecta el interés general del pueblo que lo elige. Pero cuando ese proceso democrático afecta exclusivamente a los intereses particulares de algunos grupos, entonces no es dañina, sino que no conviene. Es ahí donde radica el gran problema que enfrenta actualmente a Danilo Medina, con la posibilidad de continuar cuatro años más dirigiendo el Estado.
En las actuales circunstancias, la reelección presidencial no es posible, no porque la gente así lo quiera, sino porque está prohibida de manera constitucional. Pero para imponer un principio de no reelección, lo primero, sería contar con la sanción favorable de la sociedad, de manera que ese principio no se contradiga con la esencia legitima de las aspiraciones del pueblo.
De lo contrario, se estaría violentando la esencia misma de la constitución, y en general de toda constitución legítima cuyo perfeccionamiento radica en establecer la fórmula mágica que devuelve al pueblo, en última instancia, la soberanía delegada por el propio pueblo en cada letra que la erige. Si la soberanía no vuelve al pueblo, si no existen en ella, vías para que el pueblo canalice sus deseos más trascendentales, entonces, la ley de leyes debería regresar al quirófano.
El pueblo dominicano quiere la reelección del presidente Danilo Medina, y lo sabe Leonel Fernández, a quien le tocaría ser coherente con su propio planteamiento. Pero también, lo sabe la oposición encarnada en Hipólito Mejía, Luis Abinader y Miguel Vargas Maldonado, quienes ante esa posibilidad de Danilo, verían imposible una victoria electoral en las elecciones presidenciales del año 2016. De igual modo, lo saben los sectores productivos y económicos del país, y hasta el propio PLD, lo sabe, junto con su Comité Político en pleno, que por lógica de continuidad, y por economía de esfuerzos, debería apoyarla, tal y como lo sugiere uno de sus miembros.
Por último, y volviendo quizás al punto más importante del razonamiento de José Tomas Pérez, en su análisis, cuando insiste sobre la reelección de Danilo Medina, una vez y no más, la cual, justificaría la implementación constitucional de un modelo que se enmarcaría dentro de un principio de alternabilidad del liderazgo político, primero, porque estaríamos dando la oportunidad a Danilo Medina, de terminar su obra de gobierno, que por su tamaño y complejidad, amerita de más tiempo. Y, segundo, porque un cambio en el sistema político electoral, abriría las puertas al inicio de una nueva etapa en la manera de hacer política en la República Dominicana.