Participantes en el movimiento estudiantil del 9 de Febrero del 1966 señalan que fruto de las luchas que emprendieron y la sangre derramada por varios de sus compañeros, en el ametrallamiento frente al Palacio Nacional, son el cuatro por ciento del Producto Interno Bruto- PIB-, la democratización a la educación universitaria a los pobres, así como extensiones universitarias.
El Movimiento Renovador Universitario, iniciado durante la gesta de abril del 1965, fraguó el avance y el progreso que ha tenido la educación dominicana, asegura Benito Fernández, quien participó en los hechos de sangre del martirologio de esa juventud el 9 de Febrero de 1966, día en que perdieron la vida Amelia Ricart Calventi, Antonio Santos Méndez, Miguel Tolentino y Luis Jiménez Mella.
Fernández señala que, tras la muerte del dictador Rafael Leonidas Trujillo, principalmente desde el año 1964, iniciaron las movilizaciones estudiantiles secundarias y universitarias, porque se observaba realmente que había una laguna en la educación dominicana, sobre todo, por la eliminación de la educación hostosiana.
“Por primera vez se produjo en el país la unión de los grupos estudiantiles de las diferentes corrientes políticas de la época, para llevar la universidad al pueblo, a los pobres que no tenían acceso a la educación superior en la República Dominicana”, destacó Benito Fernández, al participar en el matutino Ojalá, por el Canal 4, junto a Lázaro García, también participante del movimiento del 9 de Febrero.
Fernández dijo, en ese sentido, que eran apenas unos tres mil estudiantes que tenía la Universidad de Santo Domingo, “o sea, la élite del país, los privilegiados”. Sostuvo que el Movimiento consiguió también la aprobación del presupuesto, la salida de las tropas universitarias y la plena soberanía nacional.
Dijo que las autoridades del Movimiento Renovador Universitario lograran sacar de la dirección del Consejo Universitario a las viejas autoridades trujillistas, que todavía estaban enquistadas allí en la Universidad.
Criticó que ese Consejo Universitario no se enteró de la masacre a los adolescentes estudiantes del 9 de febrero, porque no se pronunció sobre el hecho; no hubo un pronunciamiento contra el golpe de Estado a la democracia dominicana en 1963, ni mucho menos de una ocupación militar extranjera, que, incluso, ocupó el recinto de la Universidad y varias escuelas públicas.
“Entonces era una vergüenza, constituía una vergüenza para el pueblo dominicano, para las personas pensantes, para los estudiantes universitarios, el profesorado y para los estudiantes emergentes que íbamos a accesar a la Universidad”, sostuvo Fernández.
Agradeció que el martirologio de los estudiantes del 9 de Febrero de 1966, sea reconocido mediante la ley 113-13, como el “Día de la Solidaridad Estudiantil”. Afirmó que con la legislación, la barbarie será conocida por las nuevas generaciones, “para que no se repita”.
Benito Fernández destacó que para conmemorar el 50 aniversario del ametrallamiento de los estudiantes frente al Palacio Nacional, se elabora desde ya un calendario de actividades.