Por Hecmilio Galván
Desde hace unos meses y cada día con más fuerza, un grupo de “funcionarios” del Gobierno encabezan una agresiva campaña para lograr la reelección presidencial. El Presidente Danilo Medina no se ha pronunciado al respecto, haciéndose el que no siente ni padece, o en el mejor de los dichos “ni la pide, ni la golosea" pero se mantiene muy pendiente, con ese capítulo plenamente abierto, como espada de Damocles y sobretodo como una opción, si el costo es bajo.
Pareciese como si fuese una necedad de un grupo de funcionarios, que estando en la papa del Gobierno, no tienen la seguridad ni la confianza de regresar tranquilos a sus hogares, porque no confían en el deber cumplido y ansían permanecer en el ambiente de comodidades, privilegios y robos. No se sabe, si más allá de la necedad de la « Plaga Reeleccionista» que le cae a todos los Gobiernos, en lo más profundo del corazón de Danilo Medina también se esconde esa ínfula de autoritarismo escondida en un recodo de su ser. Quizás la cuestionada encuesta Gallup nos puede arrojar algunas pistas.
Pero, a pesar lo que piensan los nuevos funcionarios "constitucionalistas" y aunque esta clara su la estrategia, campaña sucia incluida, aun hay muchas variables que despejar sobre la posición del Presidente Danilo Medina, y sobretodo muchos cadáveres que atropellar.
Ahora bien, Danilo Medina antes de tomar su decisión tendrá que sopesar muchas cosas. En primer lugar, deberá entender que su popularidad y fuerza se la hemos dado nosotros con el objetivo único de que derrote al peligroso grupo de Leonel y porque vimos en él rasgos de diferenciación y porque lo necesitábamos en ese momento histórico. En ninguna parte del contrato decía que ese contrato incluía reelección.
En segundo lugar, que la supuesta popularidad no es estructura, ni es voto. La gente le gusta su estilo diferenciado de Leonel, pero eso no significa que se vuelque a votar por un hombre que haya traicionado su palabra.
Tercero, que a pesar que hay grandes intentos y cosas bonitas, su Gobierno ha sido algo más que “Blof” y un fracaso en casi todas las áreas fundamentales (Salud, Institucionalidad, Corrupción, Justicia, Educación, Empleo, Seguridad, Ambiente, Agropecuaria, Internacional, Deporte etc, ) y ahora va arreciar una crisis económica espantosa junto a la grave situación migratoria y la contradicción binacional al límite.
Cuarto, que el Partido y el Bloque no están contentos por las razones que él sabe.
Quinto, que la oposición ha creído que usted no se ha va a reelegir por lo tanto por error lo han dejado gobernar tranquilo, pero, que una vez se desvele su plan el escenario cambiará.
Sexto, que usted impidió la tercera reelección del compañero Leonel y que es seguro que él impedirá la suya, teniendo a su mano resortes importantes del Poder, que usted y yo sabemos cuáles son. Súmele también la desconsideración a que están sometiendo a los compañeros Félix y Díaz Rúa que tendrán sus efectos internos.
Séptimo. Una aventura reeleccionista toma su tiempo. No es verdad hermano José Ramón que se monta en una semana. Una vez aplasten la resistencia interna, hay que agotar un proceso de negociación en el Partido y después con la sociedad que en el mejor de los casos tomará largos meses.
También tomará algunos meses desdecir ese discurso solemne del Presidente Medina en la Tumba de Bosch donde juró no reelegirse, lavarla bien y pintarla, y sobretodo tomará unos meses ponerle a Danilo una careta de político charlatanesco, porque aunque sea lo que sea, él ha vendido un sueño de boches a ingenieros y en las Cumbres Presidenciales. Esos meses para travestir a Danilo en otro, (quizás haya que quitarle el saco y ponerle unos pantalones tipo pescador con un ticher sin cuello a ver si ahora pega,) se convertirán en años, ¡Porque compay!, será difícil desmontar la misma imagen que Danilo ha querido construir de él.
Octavo. Todas las voces institucionalistas del país, las ONGs, los empresarios, los periodistas, los sectores vivos se opondrán. La reelección presidencial siempre genera amplio debate donde regularmente la opinión pública decente estará en contra, lo que debilitará la posición del Presidente.
Noveno. Está demostrado que la institucionalidad del país y la débil democracia dominicana no soporta los procesos reeleccionistas. No ha habido ningún proceso de reelección sin traumas ni perversiones.
Décimo. La Guerra Sucia contra Leonel, que es el primer cadáver, es precisamente el primer Round de esta campaña. Se trata de "matarle el gallo en la funda" al competidor con mayor fortaleza interna en el PLD y por lo que he analizado, el mejor candidato del PLD en este momento. El único por demás, con todas las posibilidades de impedir la reelección. Sacando a Leonel del medio, ya hay un obstáculo menos.
La idea es que plan parezca orquestado desde afuera y para eso cuente con cajas de resonancia en sectores de la oposición, porque así parecería que no hay ningún vínculo entre ambas agendas. Pero ambas están claramente interconectadas y actuando.
El problema central es que la historia dominicana ha demostrado, hasta la saciedad, el carácter pernicioso, antehistórico, retrogrado y contraproducente de la Reelección Presidencial. Al menos, desde 1929 para acá no ha habido Presidente dominicano que intentase reelegirse y que no salga embarrado, desacreditado, corrompido, permeado, pervertido. Las reelecciones, sin excepción, todas, han sido perjudiciales. Las más perjudiciales: las de Balaguer, la de Hipólito y la de Leonel.
Si Hipólito no se hubiese intentado reelegir en 2004 y Leonel se hubiese despedido triunfal en 2008, fuera otra la suerte que hubieran corrido. Fue ese Gobierno 2008-2012, el que les acarreó todas las desventuras a Leonel.
Por eso sostengo, que si quienes nos consideramos amigos de Danilo, dejamos que el Presidente se decida, lo intente y lo logre con los recursos del Estado, me refiero a la reelección, conociendo la sociedad de lambones, chupamedias, limpia sacos y bandidos que tenemos, pronto tendremos otro príncipe al estilo Leonel al cual combatir. Ojala no caiga en ese gancho para que no termine como compañero de partido.