La crisis que se avecina en el Partido de la Liberación Dominicana (aunque las encuestas no la vaticinen) es inminente, porque no es verdad que Danilo Medina va a desaprovechar la elevada aprobación popular que le otorgan y que es real. De manera que la lucha interna en el PLD es inevitable y dudo que arribe al certamen comicial del 16 unificado.
Mientras tanto al PLD se le percibe cohesionado. Y más que unificado como partido único, con la dispersión inducida (inducida por Leonel y Danilo) que registra la oposición. Es la razón por la que muchos de los que apoyan al PLD, aunque asqueado, se queden ahí. Y hasta surjan, a diario, movimientos de apoyo a Leonel Fernández, un hombre al que no le cabe más sucio, sin contar el barril de estiércol que acaba de vaciarle Quirino en el rostro.
En los últimos certámenes el electorado dominicano se ha divido en dos frentes. Uno gobiernista y otro opositor. Y para el 2016 podría repetirse ese comportamiento si los opositores al PLD se aglutinan indistintamente del candidato que presente el oficialismo. Pero hablo de escenarios futuristas y faltan muchas circunstancias y situaciones por definirse, por lo que a esta fecha resulta un desatino el estar proyectando resultados.
Y el error es mayor cuando se dice que Danilo Medina se reelige con un 70%. Medina no es candidato y para serlo tendría que superar muchos obstáculos internos y externos. Y algunos de esos escollos podrían deteriorar su imagen y reducir su fuerza. Naturalmente, como al campeón mundial en el boxeo, a él es que habría que ganarle.
Creo y no creo en las encuestas. Cuando se hacen cumpliendo con los requisitos científicos se puede creer en encuestas, pero ¿cómo usted establece que no ha habido manipulación de determinadas variables para ofertar percepciones y condicionar conductas políticas?
Lástima que la gente se apresure a darles crédito y a celebrarlas en la medida de su conveniencia. Si no convienen los resultados revelados inmediatamente se procede a desaprobarlos.
Las firmas encuestadoras son empresas dedicadas a los negocios. Y en los negocios se procura el beneficio económico y el lucro, muchas veces al margen de la ética. A veces no se hace ninguna investigación. He sabido, de una fuente cercana a una firma encuestadora, que ha habido ocasiones en que simplemente se sientan en una mesa de un cuarto frío a anotar números.
También algunas encuestas son pagadas por empresarios, funcionarios públicos y líderes políticos. Particularmente Leonel Fernández, manejo ese dato desde hace muchos años, paga encuestas, porque sabe de comunicación, cree en la comunicación e invierte en la comunicación. Es una de las razones por la que un hombre con un rosario de imputaciones de hechos criminales se le considere opción de poder.
Las encuestas, cuando son verdaderas y cumplen con los rigores científicos, simplemente constituyen un retrato o una radiografía del momento en que se hace con relación a uno o varios hechos investigados. Pero ¡por Dios!, ¿cómo se pretende formular vaticinios de acontecimientos lejanos, como es particularmente la contienda electoral del 2016, si ni siquiera los partidos han escogido a sus candidatos presidenciales y nadie dispone de una bola de cristal para ver la forma en que evolucionarían los hechos?
Las encuestas podrían anticipar resultados electorales días antes de la celebración del certamen. Y digo podrían, porque el panorama puede cambiar en 72 y hasta en 48 horas. Y candidatos que no eran favoritos terminan ganando torneos comiciales, cuando la diferencia no es amplia y se registran eventualidades favorables para uno y desfavorables para otro.
Los estudios de opinión hay que leerlos, analizarlos y coger y dejar. Desde hace mucho tiempo los partidos políticos mayoritarios y los principales líderes dominicanos tienen sus propias firmas encuestadoras que periódicamente les hacen sus estudios, cuyos resultados regularmente no hacen públicos, porque se trata de un instrumento de trabajo para consumo interno.
Cuando salen las famosas encuestas independientes, ya muchos saben que dato es cierto y cual es falso.
Y aquellos que opinan en los diarios, sobre todo con cierto criterio de lo que es el periodismo interpretativo, saben que no es posible realizar un análisis serio, formulando resultados del evento electoral del año 2016. Casi todos lo que hacemos opinión estamos afectados por las convicciones y a veces por la conveniencia.