Por JHONATHAN PICHARDO
“La única fuerza y la única verdad que hay en esta vida es el amor. El patriotismo no es más que amor, la amistad no es más que amor”. —José Martí.
Para aquellos locos enamorados en sus relaciones con los demás, que se hace día tras día las mismas interrogaciones que a continuación presentaremos, no obstante, aun entrando en estado de duda, nunca han abandonado su rol en su contrato con su pareja o la sociedad. Para ellos es normal y frecuente hacérselas siguientes preguntas: El amor, ¿Al servicio de quien? ¿De lo individual o lo colectivo? ¿Del hombre o de la mujer? Con la simple lectura de esta última se llegaría a obtener la respuesta(Dependiendo género o preferencia de quien la dé). Lo que obtendríamos afectaría el estado de comunicación y un sinnúmero de normas morales.
Sin embargo, al momento de leer la tercera pregunta no se logra apreciar que está sectorizada, porque solo da a elegir uno de los dos —el hombre o la mujer—, es incuestionable que al optar, el otro tendría que prescindir de sus libertades individuales; esto llevaría a lo unipersonal y egoísta, dando un mal concepto del amor (Sentimiento hacia un ser vivo u objeto que se le desea todo lo bueno).Incluso, José Martí, expresa:“El amor no es la facultad de imponerse, sino el deber de ser útil”. De ahí, donde habita la misma tiende a existir excelente comunicación y un sinfín de causas afines (en su proyecto de vida colectiva). No debe existir supremacía alguna (de un genero a otro, o de un individuo hacia el colectivo)al menos que sea para imponer el bien (métodos de mejorar el bienestar)para el deleite de la dualidad.
Llegando a este punto, cabe agregar algunas ideas del libro: Jose Marti, por los caminos de la vida nueva, autor Carlos Rodríguez Almaguer. “El amor, es la recompensa de quienes dan sin esperar nada a cambio, porque es mejor ser bueno sin esperar. Sí, podremos disfrutar de dos cosas: una, placer de haber sido útiles y que nos lo agradezcan si es que lleguen hacerlo. La otra: el ser correspondidos”. En circunstancias llegamos a situar nuestros deseos sexuales o políticos sin tomar en cuenta la opinión de los demás. En ocasiones actuando como animales salvajes olvidado que no estamos solos en el mundo, osea, siempre habrá alguien en quien podremos confiar, a quien podremos serle útiles, de lo contrario la vida sería muy triste si creyéramos que todos son nuestros esclavos, si no tuviéramos la esperanza de que haya alguien a quien podremos querer y de quien podamos recibir también el cariño y la comprensión que necesitamos para crecer como seres humanos.Por ende, surge la pregunta: "El amor, ¿Al servicio de quien?" debe de ser a favor de ambos (del individuo como del colectivo), de valores humanos que hoy en día están escasos en la sociedad, al servicio de esos buenos proyectos y causas que los unen.
Sin lugar a dudas, este debe de ser el eje jerárquico de todo orden o norma (contrato moral)en la sociedad, principalmente en las parejas. Establecerlo como línea o principio a seguir porque al seguirlo estarían definiendo que se sienten identificados tanto en la práctica como en el discurso con los conceptos que definen al mismo —comprensión, respeto y honestidad—. Así pues, no habría tiempo, ni espacio para pensar en lo vano o lo profano.
“Sin importar el que o el cómo, si es en beneficio de ambos cumplamos con el deber de ser útiles; eso es amor”.
Concluyo diciendo, los que aman y buscan la felicidad no tienen miedo a defenderse del peligro que la vida le presenta: lo estéril. Están seguros de su responsabilidad: coyuntural y sistemática. Sin importar género,preferencia sexual o de ideología política, enfrentan todo tipo de adversidades por “la satisfacción del deber de ser útil (al contrato moral)” en ocasiones desafiando los dogmas y los enigmas morales que existen en la sociedad. Estas acciones sin lugar a duda,le otorgan valor al contrato social llegando en ocasiones a ser valoradas como buenas y validas, reformando todo a su paso. Aquí tenemos la respuesta y con ella se evitara vicios de autoridad o definiciones erróneas de hasta donde sería capaz de llegar el amor de los locos enamorados.