Hay varios tipos de abrazos y muchas las motivaciones para ofrecerlos. Está el abrazo de felicitación por un premio o un triunfo trascendente. Tenemos el abrazo efusivo de "¡cuánto tiempo hace que no te veía!". Y el abrazo de amigo o pariente al que llega desde "los países", con un "¿Qué me trajiste?", que la gente del pueblo nunca olvida. Está el que damos a veces como rutina: el abrazo de condolencia, que puede o no combinarse en su motivación con el otro (tan común entre los políticos): el abrazo del oso, tan fuerte, pero tan fuerte, que te lo doy para romperte las costillas (y que no sigas jodiendo la paciencia).