Las políticas públicas de la República Dominicana hacia la juventud deberán ser más claras y focalizadas ahora que la mayoría de los jóvenes manifiesta en una encuesta revelada este miércoles que por falta de trabajo se siente en inequidad económica y social, marginada y empujada a la violencia.
La propuesta la hizo el sociólogo Celedonio Jiménez, catedrático de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), al Ministerio de Economía, Planificación y Desarrollo (MEPyD), que encargó la investigación a la firma encuestadora Asisa Research Group, informó la Unidad de Comunicaciones de la institución estatal.
La encuesta fue aplicada en marzo de 2014 en 13 localidades por grupos de edades y desde clases medias hasta grupos marginales de zonas urbanas y rurales, y los resultados y recomendaciones están contenidos en un informe de más de doscientas páginas.
Los hallazgos los presentó a un auditorio encabezado por el ministro Juan Temístocles Montás la fundadora de la encuestadora Asisa Research Group, Lilian Pagán. En la mesa principal estuvieron además la directora de la Unidad de Análisis Económico y Social, Magdalena Lizardo; el analista de Bienestar Social, Leopoldo Artiles, y la antropóloga Fátima Portorreal, catedrática de la UASD, quien también comentó los resultados del estudio.
La actividad, celebrada en la sede del Ministerio de Economía, intervinieron jóvenes que son líderes comunitarios en barriadas de la periferia de la capital, entre ellos María Santos y Jhonatan Beras, de La Cienéga y Guachupita.
En sus comentarios el sociólogo Jiménez consideró que los valores y expectativas de los distintos estratos sociales de la juventud del país son preocupantes porque buena parte de sus aspiraciones traducen un sistema de bajo rango y jerarquía.
Esa situación la relacionó Jiménez con los bajos presupuestos a la educación pública preuniversitaria vigentes hasta 2013, y dijo que la misma tampoco es ajena a la existencia de 507 mil jóvenes dominicanos que, según estimación de Educa, ni trabajan ni estudian, lo que consideró una pista de hacia el tipo de sociedad a que el país podría estar encaminándose.
“Responder al desafío que esto significa obliga a políticas públicas claras, focalizadas y responsables en dirección a enfrentar los problemas localizados, pues los problemas de valores y expectativas de la juventud dominicana no son casuales”, consideró.
Otros hallazgos de la encuesta son que un porcentaje significativo de jóvenes descansa la posibilidad de mejorar sus condiciones de vida en las relaciones con personas de poder, y perciben a los políticos como responsables de la mayoría de sus problemas y de los del país en general.
El sociólogo Jiménez consideró “altamente preocupante” que la mayoría de jóvenes dibuje un perfil adverso del ejercicio de la política y de los políticos del país, lo que identificó como una de las causas que refuerzan la negativa juvenil al trabajo organizativo y comunitario.
Otra observación sociológica al estudio es no suponer que los valores tienen necesariamente un carácter positivo en lugar de neutro, porque pueden estar referidos tanto a tributos positivos como negativos.
“Por ejemplo, si bien hablamos de un valor cuando referimos la responsabilidad y la honradez, también podemos hablar de valores cuando aludimos al individualismo y a la codicia”, subrayó.
Se refirió así al caso citado en la página 20 del informe sobre “valores personales” como los que “enseñan al individuo a vivir de manera civilizada y digna en una sociedad”.
También hizo observación al informe cuando establece los perfiles sicográficos, que asocia al “conservadurismo” y al “tradicionalismo” a los jóvenes que forman parte del “buen camino”, generalización que consideró injusta y transmisora de un mal mensaje.
“Sugerimos hacer extensiva esta investigación a un estudio de carácter cuantitativo donde se arribe, mediante muestras representativas por sectores sociales de la juventud, a conclusiones generales sobre la totalidad de este importante grupo de nuestra sociedad”, planteó.
Acerca de la socialización de los jóvenes reconoció pertinente que el estudio correlacionara ciertos valores y expectativas juveniles con las características de la estructura familiar, con las condiciones y con el papel del barrio y de los medios de comunicación.
“Ciertamente, la variedad y precariedad de la estructura familiar, las labores de crianza asignadas a abuelos o hermanos, el pluriempleo de progenitores y la emigración de muchas madres de familia, son elementos a los que se debe poner atención”, aconsejó.
Enjuició que el deterioro familiar y de la educación escolar impacta de manera negativa los valores y expectativas de muchos jóvenes dominicanos que junto a sus adversas condiciones de existencia los convierten en portadores de valores inestables y poco sólidos que difícilmente pueden traducirse en expectativas y prácticas bien enrumbadas.
Explicó que eso se debe a que es en esas familias fragmentadas donde se socializan muchos de los y las jóvenes dominicanos, influidos por las actitudes y defectos de los padres y tutores, cuyas pasiones y afectos observan hasta ser influidos incluso por las necesidades, las deficiencias y hasta por las conversaciones que de ellos escuchan.
Jiménez dijo que precisamente es en ese marco donde puede intentarse una explicación del carácter de los valores y expectativas como los planteados en el estudio, entre ellos la apoliticidad, el individualismo, el consumismo, el imaginario, el hedonismo, la fidelidad y la participación social.
Dijo que la apoliticidad juvenil no es respuesta aunque equivocada a lo que ha sido convertido el quehacer político en el país y el resultado de una estrategia impuesta para desmontar el ejercicio de ciudadanía en adolescentes y jóvenes.
En cuanto a la aspiración de muchos jóvenes de adquirir bienes de consumo de marca, atribuyó su caída en la frustración o la delincuencia a la incapacidad de responder al consumismo al cual son inducidos sin tener los medios para lograrlo.
“De ahí que el trabajo en muchos de nuestros jóvenes no sea un valor supremo sino un mecanismo de subsistencia que tiene por fin conseguir dinero, llevando a muchos de ellos a plantearse que no hay que estudiar porque luego no consiguen trabajo y, cuando lo consiguen, se les pagan muy bajos salarios”, comentó.