La región de América Latina y el Caribe seguirá creciendo, pero el ritmo de expansión económica será el menor de los últimos cinco años, sostiene el informe “Perspectivas económicas de América Latina 2015”, divulgado este juegves en Santo Domingo en un acto auspiciado por el Ministerio de Economía, Planificación y Desarrollo (MEPyD).
El estudio, preparado por el Centro de Desarrollo de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico), el Banco de Desarrollo de América Latina y la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), fue divulgado por el experto Ángel Melguizo en el Palacio Nacional, en el marco de las actividades del noveno aniversario de creación del MEPyD.
La actividad, celebrada en el Salón Verde, fue abierta con palabras de Magdalena Lizardo, directora de la Unidad de Análisis Económico y Social del MEPyD, en presencia del titular de la institución, ingeniero Temístocles Montás y de los viceministros de Planificación, Juan Monegro e Inocencio García, de Cooperación Internacional.
“Los pronósticos para el crecimiento del PIB (Producto Interno Bruto) se ubican en el rango del 1.0%-1.5% en 2014 (2.5% en 2013, 2.9% en 2012). Por tanto, por primera vez en los últimos años el crecimiento de la región será inferior del de la OCDE”, para recuperarse ligeramente en 2015 hasta el 2.0%-2.5%”, expresa el informe titulado “Perspectivas económicas de América Latina 2015: Educación, competencias e innovación para el desarrollo”, presentado por el experto Melguizo.
Explica que esa evolución viene influida por un entorno internacional desfavorable en los últimos cinco años por los bajos precios de las materias primas, la desaceleración económica de China, el encarecimiento del financiamiento externo y limitadas entradas de capitales por políticas monetarias en Estados Unidos, de acuerdo con una nota de la Unidad de Comunicaciones del MEPyD.
Apunta que en 2014 el crecimiento de las economías de América Latina estará encabezado por Bolivia, Colombia, Costa Rica, Ecuador, Panamá, Perú y República Dominicana con expansiones entre 4% al 7%, según una nota de la Unidad de Comunicaciones del MEPyD.
En cuanto a las economías más grandes, el informe sostiene que México y Chile crecerían en alrededor de 2.5%, Brasil 1%, mientras que Argentina y Venezuela tendrían decrecimiento.
No obstante, advierte que “el crecimiento económico de América Latina podría ser aún más bajo ante una desaceleración más profunda del crecimiento de China y en menor medida por un endurecimiento más rápido de las condiciones financieras de Estados Unidos”.
Señala que la principal preocupación en la región es que las bajas tasas de crecimiento previstas para los próximos años –próximas al 3%- “no representan una desaceleración temporal”, sino el reflejo de “un crecimiento potencial más bajo que el habitualmente estimado”.
Al abordar los desafíos importantes de América Latina, el documento afirma que todos los países tienen que reconstruir su capacidad de respuesta monetaria y fiscal ante la posibilidad de un escenario económico más adverso.
Para eso, los países tienen que ampliar su espacio fiscal y cambios en la composición del gasto público.
“En el caso de los países del Caribe la situación requiere continuar los esfuerzos para asegurar la sostenibilidad de la política fiscal y en particular de la deuda pública”, apunta el informe, que agrega que los países tienen que “construir estabilizadores automáticos (tanto por el ingreso como por el gasto), así como disponer de marcos macro prudenciales y herramientas de estabilización, con una comunicación clara sobre sus condiciones de utilización”.
Cómo crecer en estas condiciones
Para los expertos de la OCDE, Banco de Desarrollo de América Latina y CEPAL, “la evolución de la productividad en América Latina es decepcionante”, nada comparable con la de los países OCDE y economías emergentes, por lo que avanzar en el ámbito de reformas estructurales es lo que permitiría impulsar el crecimiento.
Sugieren que el crecimiento tiene que estar enfocado “al fortalecimiento de la educación, las competencias y la innovación”.
“Una mayor productividad permitiría además avanzar hacia un crecimiento más inclusivo y reducir los elevados niveles de desigualdad y de pobreza”, señala, tras agregar que las reformas en los ámbitos de la educación y la innovación deben garantizar la igualdad de las oportunidades de acceso a un ciclo educativo completo de calidad, la mejor capacitación de los trabajadores facilitaría su vinculación con el mercado laboral.
Dice que la educación, las competencias y la innovación son clave para que más países de América Latina fortalezcan una clase media emergente y dejen atrás la trampa del ingreso medio ralentizado.
“La inversión en capital humano no solo es un factor explicativo del crecimiento económico a largo plazo, sino que forma parte indispensable de toda la estrategia de crecimiento inclusivo”, anota el informe, que agrega que para ello hay que avanzar en la igualdad de oportunidades y la movilidad social, superando las limitaciones que impone el origen socio-económico y la informalidad laboral para el acceso a la educación de calidad en todos los niveles.
Sostiene que América Latina es la región del mundo con mayor dificultad para proveer fuerza laboral calificada, lo que unido a la elevada informalidad, condicionan el desarrollo inclusivo.
“El 36% de las empresas que operan en el sector formal de la economía en América Latina y el Caribe muestra dificultades para encontrar una fuerza laboral adecuadamente formada, frente al 21% del promedio mundial y un 15% en los países de la OCDE”, puntualiza el estudio.
Insiste en que hay que entender la educación no solo como “un motor de crecimiento económico, sino también de inclusión social y reducción de desigualdad”.
El complemento es la innovación
El estudio de los expertos señala que todos los esfuerzos para mejorar la educación y las competencias laborales tienen que hacerse acompañar con avances en materia de innovación que es lo que en conjunto permite lograr “un incremento en la productividad laboral, generar empleos de calidad y reducir los niveles de informalidad”.
Considera que ante la complejidad de las políticas de educación y competencias laborales, “América Latina debe actualizar su agenda de políticas en materia de ciencia, tecnología e innovación, fomentando una cooperación regional que permita reforzar los esfuerzos nacionales”.
Subraya que se requiere el diseño de una política de investigación y desarrollo capaz de aprovechar los avances tecnológicos, las inversiones y las competencias, para provocar desarrollo económico con inclusión social.
“El diseño de la política industrial y de desarrollo productivo debe tener como eje central la acumulación de competencias en nuevas tecnologías, y un enfoque de innovación con vistas a lograr la sostenibilidad económica, social y ambiental”, puntualiza.