Un experto de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), el “Club de los países ricos”, sugirió a las autoridades reflexionar el hecho de que este año la República Dominicana prevé exonerar del pago de impuestos más de lo que destina a la educación.
Ángel Melquizo, director de la Unidad de América Latina de la OCDE, que agrupa a 34 países de renta alta, citó cifras oficiales según las cuales el gobierno dominicano prevé gastar este año 5% del PIB en educación y 6.5% en exenciones, en momentos en que el crecimiento de América Latina y de la región se desacelera.
Asimismo, planteó que Latinoamérica y República Dominicana en particular deben reflexionar sobre cómo reforzar sus sistemas fiscales y tributarios, debido a que el promedio de recaudación de ambas es débil, alrededor de 20%, cuando podrían captar más para afrontar sus retos. En el caso de República Dominicana citó que no llega al 15% .
Melquizo, doctorado en Economía y que estuvo en el país invitado por el Ministerio de Economía, Planificación y Desarrollo en ocasión de su noveno aniversario de fundación, fue entrevistado sobre el tema en Propuesta de la Noche por Digital 15, por los periodistas Manuel Jiménez y Felipe Ciprián.
Aunque aclaró que con su propuesta no aboga por una eliminación de todas las exenciones fiscales, consideró que las mismas deben ser evaluadas y contabilizadas para hacerlas más transparentes.
“Así se determinaría si a cambio de esas exenciones el Estado recibe de las empresas beneficiarias las compensaciones que espera, si las beneficiarias están funcionando, y también evaluar si las firmas innovadoras que las reciben dejarían de serlo si se les suspendieran”, propuso.
Melquizo ha realizado en su vida profesional análisis sobre reformas de pensiones en América Latina, política fiscal y crecimiento económico, especialista líder de la Unidad de Mercados Laborales y Seguridad Social del BID, y economista principal del Servicio de Estudios del BBVA (Banco Bilbao Vizcaya Argentaria).
Planteó que Latinoamérica y República Dominicana en particular deben reflexionar sobre cómo reforzar sus sistemas fiscales y tributarios, debido a que el promedio de recaudación de ambas es débil, alrededor de 20%, cuando podrían captar más para afrontar sus retos.
En estos momentos América Latina vive una desaceleración que aun cuando no se pronostica recesión regional, su crecimiento será de entre 2% y 2.5% y resaltó que el año pasado nomás Latinoamérica creció por primera vez en diez años por debajo de los países de alto ingreso de la OCDE y que esa desaceleración dura ya cinco años.
“La buena noticia es que no hay una crisis y, por tanto, no se prevén tasas de crecimiento negativo. Por lo que esas tasas de crecimiento, sobre todo las dominicanas, deben ser consideradas una oportunidad de acción, pues Latinoamérica está en un momento clave para impulsar un crecimiento potencial de mediano plazo más alto que el actual”, pronosticó.
El experto identificó el financiamiento como uno de los principales factores causantes de la desaceleración regional, después de que Latinoamérica y otras regiones emergentes fueran beneficiarias durante muchos años de una abundante disponibilidad de capitales provenientes de programas como los del Fondo Monetario y de capitales que buscaban destinos de inversión atractivos.
“Pero esa fase de abundancia de capitales se acabó. Lo que se prevé es un endurecimiento de las condiciones financieras en los Estados Unidos y, previsiblemente, en otras regiones desarrolladas, lo cual obliga a los países a actuar, a buscar más opciones de financiación doméstica, interna”, recomendó.
A esos fines sugirió reforzar la capacidad del Estado diseñar políticas públicas que impulsen el crecimiento a largo plazo a fin de retornar a una expansión económica sólida que permita invertir y atacar el déficit en infraestructura, en transporte y energía que, además del capital humano, son clave para el crecimiento.
“Si evaluamos la desigualdad Latinoamericana antes de impuestos, de transferencia, de salud y de educación, y la de los países de la OCDE, incluso la de países nórdicos, la desigualdad es la misma, con la diferencia de que cuando los ciudadanos de la OCDE pagan más impuestos, más progresivos, reciben servicios públicos de mayor calidad y en algunos casos más redistributivos”, contrastó.
Dijo que en esta región de bajas recaudaciones y presiones fiscales, la queja de los ciudadanos y de las empresas son una respuesta natural de una ciudadanía que no recibe los servicios públicos con la calidad que cree merecer y que probablemente merece.
“Por tanto, una de las grandes lecciones es explicar muy bien para qué se utilizará una mayor recaudación y luego gastar bien esos recursos. Hablamos de que una reforma tributaria conlleva también una reforma en la provisión de servicios públicos, una mejor educación, una mejor salud, un mejor transporte público, una mayor seguridad pública y también una lucha contra la corrupción y la evasión fiscal”, indicó.