Resulta totalmente inaceptable la actitud violenta e irrespetuosa asumida en esta semana por un grupo de manifestantes haitianos en contra de las instalaciones diplomáticas y consulares de nuestra nación en Puerto Príncipe. Esos manifestantes tienen todo el derecho de no estar de acuerdo con los dominicanos pero su acción de apedrear la sede de nuestra embajada y llegar al colmo de quitar la bandera dominicana, irrespetarla y pretender poner en su lugar la bandera haitiana, es una ofensa y un atentado que nuestra nación jamás puede permitir por más solidarios y amigos que seamos de ese pueblo.
Y es aún peor porque la actitud del gobierno haitiano ha sido muy timorata y débil en condenar ese hecho y garantizar que el mismo no se repetirá. El gobierno dominicano a través de su canciller, Andrés Navarro, ha enviado una dura carta de protesta que el país entero ha respaldado donde se le hace ver con suficiente claridad que nuestro gobierno y nuestro pueblo no van a permitir que situaciones como esa se repitan y que eso no se corresponde con la realidad de que República Dominicana es el país más solidario del mundo con Haití. Ademas ha llamado el embajador a consulta y ha cerrado la embajada de manera provisional.
El gobierno del presidente Danilo Medina ha manejado con suficiente cuidado, diplomacia y firmeza la problemática relación con Haití. Ha prestigiado un acercamiento y un trato de amigo con el gobierno haitiano consciente de que lo másconviene a ambos pueblos es que podamos cooperar en vez de pelear. Hay un grupo de radicales antihaitianos en la República Dominicana así como existe un grupo de radicales antidominicanos en Haití, cuya aspiración es que se declare la guerra entre nuestras dos naciones para que una de las dos deje de existir. Y en ese extremo es que no pueden caer ni las autoridades dominicanas ni las haitianas.
Es muycierto que en los últimos días en nuestra nación han sucedido algunos hechos que pueden legítimamente preocupar al gobierno y la comunidad haitiana. El robo en la casa del ex-embajador haitiano, la muerte violenta y aún no aclarada de dos nacionales de ese país, uno de los cuales fue colgado en un parque de santiago, son hechos que de verdad llaman la atención. Pero son casos aislados y ninguno ha sido propiciado por las autoridades dominicanas sino que por el contrario se ha hecho todo el esfuerzo para aclarar esos hechos y atrapar los responsables. En Haití también han asesinado profesionales dominicanos y se han producido hechos como lo de la violación a nuestras embajadas y consulados en Juana Mendez, en Anse a Pitre y Puerto Príncipe, pero tampoco los dominicanos podemos afirmar que es una línea política oficial del estado haitiano.
Los dominicanos debemos ser firmes ante los atentados a la soberanía nacional pero también debemos ser cuidadosos para evitar que los radicales de ambos lados nos lleven a un enfrentamiento estéril. No puede descartarse el que un sector irracional de uno de los lados de la isla esté desarrollando acciones provocadoras y criminales en ambos países como una forma de pescar en río revuelto. Ante eso, confío plenamente en que el presidente Medina, el gobierno y el canciller Navarro sabrán sopesar bien cada acción para defender nuestra soberanía sin caer en la provocación, la irracionalidad o la injusticia.
Euri Cabral