La noticia de que la aviación egipcia bombardeaba posisiones de los grupos yihadistas libios que decapitaron a 21 egipcios cristianos, puede significar un cambio en la estrategia de los países árabes contra el terrorismo islamista. De momento se ha tratado de una operación de represalia, pero el nuevo régimen egipcio, que cuenta con el apoyo de la minoría cristiana, se ha distinguido ya por su decisión de mantener a raya a los movimientos radicales, empezando por los Hermanos Musulmanes, que han sido declarados fuera de la ley. Y no solamente eso: el nuevo jefe del Estado, Mohamed Al Sisi, ha exigido a la universidad del Al Azhar, la más importante del mundo árabe, que proceda a una revisión de las enseñanzas islámicas y condene la violencia como palanca para islamizar al mundo, que es el propósito del llamado Estado Islámico y sus secuaces en diversos países.
Suso do Madrid