En estos tiempos donde los valores se están perdiendo y casi nadie es capaz de cumplir con sus promesas y mantener sus criterios por encima de cualquiera que sea nuestra circunstancia, la fidelidad se está convirtiendo en una especie de artículo de museo.
Ya muchos no son fieles a nada ni a nadie. La palabras ya no se corresponden con los hechos y engañar, mentir, estafar o burlarse de alguien es algo que se ha convertido en parte de la cotidianidad de la gente. Desde el punto de vista conceptual la fidelidad es la capacidad de dar cumplimiento a una promesa que hemos asumido. Es una capacidad espiritual que se concretiza con hechos sin importar cuales sean las circunstancias. Ser fiel es cumplir lo que prometemos y no hacer daño a nadie sin importar las consecuencias. La fidelidad camina de la mano de la lealtad, del agradecimiento y de la entrega sin límites a los demás.
En estos tiempos la fidelidad está siendo traicionada sin ningún dolor ni temor. La infidelidad campea por sus fueros en toda la sociedad. En los negocios casi nadie confía en nadie, en los matrimonios muchos se dejan seducir de la infidelidad y olvidan sus promesas de amor eterno y fidelidad a sus esposas o esposos para caer en círculos perniciosos de amores extramaritales, es común ver amigos de mucho tiempo que por momentos de infidelidad rompen un círculo de bien y de solidaridad que los había mantenido unidos por mucho años. En estos tiempos y con tanto antivalores normando las acciones de la sociedad, se ha perdido el sentido y la capacidad de ser fieles. Nos han colocado como una acción válida el engaño y la traición por encima del verdadero valor de la fidelidad y la lealtad.
Para aprender a ser fieles y mantener nuestro sentido de lealtad por encima de todas las circunstancias debemos beber de la fuente de nuestro Padre Creador y Dios Todopoderoso. Dios siempre es fiel, sin importar nada ni nadie. La Biblia establece en 2da de Timoteo capítulo 2 versículo 13 que "“Si fuéremos infieles, Él permanece fiel: Dios no se puede negar a sí mismo”. Y es que Dios por naturaleza es y será siempre fiel. Sus promesas para con nosotros son de siempre y para siempre. Dios no puede ser burlado ni El se burla de nosotros. Una de sus principales cualidades es la fidelidad, tal y como se establece en el libro de Deuteronomio capítulo 7 versículo 9: " “Conoce, pues, que Jehová tu Dios es Dios, Dios fiel”. Tenemos que estar muy claro que Dios nunca será infiel pues actuaría contrario a su naturaleza, a su esencia.
Por todo eso, quienes quieren actuar acorde a los mandatos de Dios y más aún quienes hemos asumido a Jesús como nuestro Señor y nuestro Salvador debemos y tenemos que actuar diferente y alejarnos de la infidelidad. Dios, nuestro Padre Celestial y Creador, nos ha enseñado el valor de la fideldidad y él mismo ha sido y será siempre fiel con nosotros sin importar cuales sean nuestras acciones y nuestros pecados. Pero debemos seguir su camino y asumir su misericordia. Y debemos reflejar su carácter sabiendo ser fieles y practicando con nuestro ejemplo la fidelidad todos los días en cada una de nuestras acciones.