De entrada, hay que decir que el ex presidente de Uruguay, José Alberto Mujica Cordano, no está loco, de ninguna manera; simplemente es coherente con sus principios políticos, éticos, morales y de humildad. Un hermoso ejemplo a seguir, no tan solo en el Continente Americano sino en el mundo.
No está loco, contrario a lo que dicen algunos detractores que acuden a la bajeza por no poder responder al valor de este gran latinoamericano, que gobernó con éxito su país en el periodo del 1 de marzo del 2010 al 1 de marzo del 2015.
Previamente, ocupó otras posiciones como diputado, senador y ministro de Ganadería, Agricultura y Pesca de Uruguay.
Y no es un hombre amargado, todo lo contrario, es mucho más feliz que aquellos que hoy exhiben riquezas obtenidas desde la protección del poder que nunca podrán justificar.
Es un hombre práctico, sencillo y liberado de las ataduras y formalidades de la sociedad de consumo. Es al mismo tiempo, un internacionalista, luchador incansable por las libertades políticas y sociales de su pueblo, amante de la naturaleza, del acercamiento humano, del amor al prójimo y de los más necesitados.
Desde las alturas del poder supo mantener su propia personalidad, con un perfil reservado, cauto, de poco exhibicionismo y al margen de la clásica parafernalia del máximo cargo que desempeñó.
Siendo muy joven se integró hacia principio de la década del sesenta al Movimiento de Liberación Nacional, conocido como Tupamaros, en el que tuvo un protagonismo de primera fila como guerrillero que buscaba suplantar la dictadura. Su cuerpo recibió el impacto de seis heridas de balas que lo marcaron para siempre en esa larga lucha que lideró en busca de la libertad para el pueblo uruguayo.
El mandato presidencial de José-Pepe-Mujica tuvo sus aciertos especialmente en la aplicación de políticas sociales orientadas a reducir la pobreza entre los habitantes de las zonas rurales.
“Cuando luchamos por el medio ambiente, el primer elemento del medio ambiente, se llama la felicidad humana”, José Mujica.
Reducción de la Pobreza
En efecto, según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), Uruguay es el segundo país latinoamericano con menor nivel de pobreza y el primero con menores de indigencia. El 2014, registró el nivel de empleo más alto de su historia y la tasa de desempleo alcanzó el 6,3 % de la población. En promedio la subida de los salarios ha alcanzado hasta un 23% respecto al sueldo medio y, en el caso de las pensiones y jubilaciones, el aumento ha sido de un 24%.
De acuerdo al Ministerio de Industria, Energía y Minería del Uruguay, las inversiones en parques eólicos en el periodo 2010-2015 sumarán 2.800 millones de dólares. Además, Uruguay está implementando tecnologías de energía solar y prevé la construcción de centrales eléctricas y plantas para la producción de etanol y biodiésel.
Mujica igualmente orientó su política exterior hacia un mayor acercamiento con los países vecinos como Argentina y Brasil, y en los mecanismos integracionistas entre ellos, Mercosur.
Asimismo legalizó la comercialización de la marihuana y permitió el aborto terapéutico cuando la madre está en riesgo. Dos medidas controversiales que generaron un intenso debate en toda América Latina.
Ni mató ni Robó
“La gente tiene que luchar por la paz, no por la guerra”, José Mujica.
El ex presidente de Uruguay ni mató ni robó, por eso puede salir solo conduciendo su emblemático Volkswagen azul en las calles de Montevideo y sentarse a almorzar en un restaurante sin ningún tipo de seguridad a su alrededor.
Está protegido por su pueblo, por el pueblo que gobernó y respetó sin abusar del poder, sin atropellar a nadie y sin hacer uso indebido de los recursos públicos.
Su carácter bonachón y campechano lo distinguieron durante todo su mandato presidencial, habiéndose salido con frecuencia del protocolo formal que exigía el cargo.
Incluso, el presidente Barack Obama cuando lo recibió en visita oficial en la Casa Blanca reconoció su liderazgo entre el pueblo uruguayo y la humildad al frente del poder.
El ex guerrillero José Mujica salió de la prisión en marzo del 1985 tras haber sufrido torturas físicas y sicológicas por diez años junto a sus compañeros de lucha.
En una Cumbre Internacional, el 20 de junio de 2012 expresó:
“El desarrollo no puede ser en contra de la felicidad, tiene que ser a favor de la felicidad humana, del amor arriba de la tierra, de las relaciones humanas, de cuidar a los hijos, de tener amigos, de tener lo elemental…”.
Mujica colocó a su país en el centro de la atención mundial por su estilo de gobernar, por su política social vanguardista, por ser auténtico, por sacar tiempo para compartir con sus amigos de siempre.
Durante una entrevista concedida a Jorge Gestoso para la cadena Telesur días previos a dejar el poder respondiendo a una pregunta expresó que deseaba ser recordado por su pueblo “como un viejo luchador social”.
Y al finalizar su mandato gubernamental, Mujica dijo a los periodistas que se retiraba a su rancho en las afueras de Montevideo a compartir con la naturaleza y puntualizó que “yo más o menos vivo, como viva antes…”
Artículo de Manuel Díaz Aponte
Domingo, 8 de marzo del 2015