A la ONU le llegó la hora de contribuir a "Mantener la paz y la seguridad internacionales, y con tal fin: tomar medidas colectivas eficaces para prevenir y eliminar amenazas a la paz, y para suprimir actos de agresión u otros quebrantamientos de la paz; y lograr por medios pacíficos, y de conformidad con los principios de la justicia y del derecho internacional, el ajuste o arreglo de controversias o situaciones internacionales susceptibles de conducir a quebrantamientos de la paz."
La República Dominicana y República de Haití viven una crisis diplomática la cual se deriva de una serie de hechos que han producido un deterioro de las relaciones diplomáticas bilaterales entre ambos países.
La exacerbación de la crisis hay quienes la colocan a partir de que el Tribunal Constitucional de la República Dominicana dictó la sentencia que establece que los hijos de extranjeros después de 1929, incluidos los nacidos en suelo dominicano, quienes nunca han poseído la nacionalidad dominicana. Aunque la realidad es que el conflicto tiene raíces históricas de larga data.
Las relaciones diplomáticas se deterioran y alcanzan niveles críticos entre República Dominicana y Haití tras el ataque al consulado dominicano en Puerto Príncipe, en la que la turba quemó la bandera dominicana, esto motivó la posterior llamada a consultas del embajador dominicano en ese país, un hecho calificado de “inaceptable” por ambos Gobiernos.
Las tensiones existentes entre ambas poblaciones y los brotes de nacionalismos en ambos lados de la frontera, hizo que el gobierno dominicano cerrara los consulados temporalmente, como medida preventiva para evitar confrontaciones. El suscrito había aconsejado la suspensión de visados en el artículo: "Relaciones Diplomáticas Dominico-Haitiana Sobre el Filo de la Navaja".
Los presidentes de ambos países, Lic. Danilo Medina de la República Dominicana y Michel Joseph Martelly de la República de Haití, deben dar un paso hacia “la diplomacia directa” la cual es ejercida directamente por los Jefes de Estado. Por lo que somos de opinión que terminada la reunión de ambos Cancilleres, Andrés Navarro por República Dominicana y el canciller haitiano, Pierre Duly Brutus. Los cuales deben aprobar las iniciativas tendentes a crear un clima de cordialidad entre ambas naciones.
Las Cumbres siempre tienen sus espectacularidades y crean grandes expectativas, en las actuales circunstancias un fracaso pude crear una gran irritación y crispación entre ambos pueblos, por lo que aconsejamos que los cancilleres se apoyen en equipos técnicos de experiencia y en el que estén casi ausente los elementos políticos que pueden poner el nacionalismo por encima de lo racional, que es un entendimiento entre buenos vecinos.
Obviamente que este es un proceso que debe tomar su tiempo, porque la concertación de tratados son por antonomasia expresiones objetivas de la vida de relación de las dos naciones.
El Tratado es un acuerdo formal, y con lleva a asumir la obligación contractual contraída entre las los dos estados, en el caso que nos ocupa deben de cesar las hostilidades del pueblo haitiano a las consulados y embajada dominicana.
Es aconsejable la realización de una Cumbre entre ambos Jefes de Estado, en la cual se deben refrendar los acuerdos bilaterales que lleguen ambos Cancilleres, a la vez que los presidentes deben dejar establecida las políticas de frontera y políticas migratorias.
Todos los sectores de ambas naciones deben fomentar la cooperación pacifica entre ambas naciones, dejar de airear las diferencias que nos separan y estableciendo los puntos concordantes que como naciones libres y soberanas, estamos obligados a compartir por asunto ineludible de territorio.
Porque tal y como dice: Philippe Cahier " la diplomacia es la manera de conducir los asuntos exteriores de un sujeto de Derecho Internacional, utilizando medios pacíficos y principalmente la negociación".
Es importante hacer acopio de Noami Rosembaun, quien dijo: “Las relaciones internacionales pueden ser definidas, no en términos de las fronteras que las encuadran, sino en términos de las fronteras que dichas relaciones desbordan”.
Es hora de evocar una de las enseñanzas más extraordinarias de la antigüedad, los hindúes escribieron Las Leyes de Manú, en la que nos dice que “el arte de la Diplomacia consiste en la capacidad de impedir la guerra y consolidar la paz, que la paz y su contrario la guerra, dependen de los Embajadores”.
En este caso, considero que la paz depende de los dos presidentes de Danilo Medina Sánchez de República Dominicana y Michel Joseph Martelly de la República de Haití, y como entiendo aunque sea duro decirlo, y más duro aceptarlo, la diplomacia bilateral parece haber flaqueado, por tales motivos apelamos a la diplomacia directa, que es la que ejercen los Jefes de Estado sobre todo en momentos excepcionales de la vida de los pueblos.
Así que Medina y Martelly, como Jefes de las Exteriores de sus respectivos países deben hacer acopio de los consejos del Sir Ernest Satow, quien en A Guide To Diplomatic Pratice, define la Diplomacia como la aplicación de la inteligencia y del tacto a la conducta de las relaciones oficiales entre los gobiernos de los estados soberanos.
Finalmente, hacemos un llamado a los dos gobiernos, para que las declaraciones tengan un tono que no conciliador y no se exacerben los ánimos de ambos pueblos, reiteramos en República Dominicana no hay racismo, los nacionales haitianos han logrado un nicho laboral importante, y los empresarios dominicanos que comercializan con Haiti, con sus altas y bajas han logrado apoderarse de una parte del mercado haitiano.
Instamos a la OEA y a la ONU, jueguen su papel en beneficio de la paz y la concertación de ambas naciones. T
El autor es médico y diplomático, fue Cónsul General en Frankfurt, Alemania, Embajador en Alemania, Republica Checa, Republica de Polonia y Concurrente con la Federación Rusa, Condecorado por el Gobierno Alemán, y declarado Ciudadano Sobresaliente de América Latina por la Alcaldía de New York.
2 archivos adjuntos