Por lo que he visto y escuchado en estos días, de ciudadanos que se pronuncian en elogios desbordados a favor de Quirino Ernesto Paulino Castillo, podemos afirmar que -en muchos aspectos- en este país andamos “patas pa´rriba”.
Y no es que estemos regateando el derecho que tiene esta persona a rehacer su vida en nuestra sociedad. Si él, luego de transgredir la ley por casos de narcotráfico, es incluido en una boleta electoral de algún partido, eso no se podrá regatear a otros personeros vinculados al narco y que hayan hecho, o pretendan hacer aportes económicos a alguna agrupación política.
Todo parece indicar que el confeso narcotraficante, elevado por todo lo alto en su natal Elías Piña, regresó al país con un plan bien definido y calculado respecto a lo que hará en el curso de los próximos días, semanas y meses. A viva voz dicen que una de las cosas que hará -y está haciendo- es cobrar viejas deudas, y entre los que él menciona está el ex presidente Leonel Fernández, algo que se deberá demostrar y dilucidar.
Por lo visto, a su llegada al aeropuerto no se puso objeción por su condición de ex convicto.
En Elías Piña, comunidad a más de 200 kms de la capital dominicana, él es endiosado por lugareños, que a viva voz reclaman que vaya a residir allá, que vuelva a desarrollar proyectos empresariales y comerciales. Y hasta piden opte por un cargo electivo, “por el bien de la provincia y de sus gentes”.
En nuestra sociedad tenemos una buena cuantía de gente con derecho al voto que piensa con el estómago, y que no guardan las apariencias para defender a una persona del calibre de Quirino, que en diciembre del año 2004 fue atrapado con un cargamento de 1,600 kilos de cocaína.
Si este personaje “quitó mucha hambre”, lo mismo que “ayudó” a gente sencilla de pueblo con asuntos de salud, de “cajas de muertos”, y vaya usted a ver, hasta hizo intentos con asuntos relacionados con la educación, no hay duda de que cuenta con votos cautivos en su entorno. Así de sencillo.
Habrá que ver cuál partido o agrupación se aventura a semejante proeza. Eso es de alto riesgo. Pero aquí hay gente que piensa con el estómago y no les importa de dónde salen los recursos empleados.