A partir de que los seres humanos empiezan su existencia intentan descifrar el sentido de la misma. En ocasiones pasando por altibajos emocionales por la búsqueda de una respuesta a tal enigma.
La razón de ser solo tiene contestación con la experiencia que se obtiene de los procesos históricos. De esa misma manera, un país busca recapitular los momentos ya ocurridos para crear políticas que vayan acorde a la auto-realización.
Así pues, desde que adquiere su identidad nacional e independencia comienza a escudriñar el deseo que tiene para sí, quizás sea equilibrio social -político y económico-. Sin embargo, para poder llegar a esa conclusión de lo que quiere, puede pasar un sin número de acontecimientos tales como: la inseguridad ciudadana, desigualdad social, altos precios en la canasta familiar, etc. Aunque, tal vez no haya vivido dichos sucesos.
Una nación se ve en la obligación de diseñar estrategias que le permita definir o materializar lo que desea. A esto cabe agregar, una célebre frase del filosofo alemán, Federico Nietzsche: "Quien tiene un por qué vivir, encontrará siempre el cómo". Es decir, las naciones con un alto nivel de desarrollo en la actualidad muestran un gran valor de interés “en el que y el cómo”.
De manera que, la República Dominicana debe identificar en que se desenvuelve mejor (agricultura, ganadería, turismo, etc.) para sacarle el mejor provecho y poder lograr sus objetivos. Como lo dice Sartre: “El hombre hace de lo que hicieron de él”.
En conclusión, un país hace de sí lo que quiere ser, es decir, es lo que es porque así lo definido. Las debilidades sociales que atraviesan algunas naciones son porque estuvieron accionando, lo desean o aprueban como buenas y validas. De este modo, la responsabilidad de ser siempre recae en la nación y quienes la componen.
Por ende, deben trabajar para cambiar la esencia de sí frente al mundo y a sí mismo. En nosotros esta el compromiso social de crear estrategias públicas o privadas que vayan orientadas a modificar el futuro a partir de nuestro presente.