Si del doctor Joaquín Balaguer fue uno de sus sueños, ahora es una realidad para todos acortar la distancia y el tiempo para transportarse desde la capital hasta la provincia de Samaná, usando la denominada Autopista Juan Pablo II y el Boulevard Turístico del Atlántico.
Por CESAR DE JESUS CANELA
Las provincias de Samaná y María Trinidad Sánchez, principalmente, han abierto sus puertas al turismo interno e internacional, gracias a estas excelentes vías de comunicación para accesar a ellas y a las de Monte Plata y Duarte.
Amén de los hermosos paisajes que brinda el entorno de ambas vías, es grato desplazarse en tan corto tiempo hacia una de las zonas paradisíacas de la geografía nacional.
Y si el viaje se hace, como al efecto, sobre carreteras bien pavimentadas, con adecuadas señalizaciones verticales y horizontales, seguridad vial de primer orden y la oferta de auxilio rápido de emergencia, mucho mejor aún.
No faltarán los que expresen quejas por los costos de los peajes a lo largo de ambas vías, pero si tomamos en cuenta el ahorro en consumo de combustible, en tiempo para llegar a nuestro destino y en depreciación de los vehículos por el buen estado de las carreteras, bien podríamos concluir convencidos de que vale la pena, aunque siempre nos duele cuando hay que apelar más al bolsillo.
Samaná, junto a las bellezas naturales con las que Dios la privilegió, se asoma ya en verdad a convertirse en un real polo turístico, tanto para nacionales como para extranjeros que nos visitan atraídos por nuestras playas y riquezas tropicales y caribeñas.
Solo la imprudencia de conductores desaprensivos que transitan a velocidades excesivas y la falta de sentido común de los propietarios de ganado que ponen sus animales a alimentarse sin amarras a orillas de la carretera constituyen lunares en el transitar hacia el Nordeste y trabajo reservado a autoridades municipales y de tránsito.
Ojalá y se multiplicara la metodología de conservación y mantenimiento de estas vías, para beneficio de todos, pero principalmente del turismo, de Samaná y del Atlántico oriental.