No es fácil digerir el argumento de que Venezuela represente una amenaza a la seguridad nacional estadounidense, lo que la suma al Club de países como Irán, Siria y Birmania, frente a los que ha producido consideraciones similares.
Que el gobierno de Estados Unidos está comprometido con valores democráticos y de protección a los derechos humanos que Nicolás Maduro y su claque pisotean, no suena convincente porque China tampoco honra esos preceptos y no se le coloca en ese saco y en Cuba la dinastía de los Castro lleva más de medio siglo de conducción dictatorial y lo que ha hecho Obama ha sido iniciar negociaciones para poner fin al bloqueo económico de varias décadas.
La justificación se trae por las greñasporque el peligro a la seguridad nacional deriva de una amenaza a la seguridad del sistema financiero por el hecho individuos estarían realizando actividades ilícitas cuyos beneficios pudieran transferirse a bancos estadounidense, pero además porque la moneda que se emplea en las operaciones internacionales es el dólar que los emite Estados Unidos.
El retroceso democrático en Venezuela es ostensible, ese país tiene lo que ninguna democracia de América Latina conserva: presos políticos, no hay garantías para la libertad de prensa, las protestas antigubernamentales son disueltas a tiros, golpizas y bombazos y la corrupción pública es asqueante.
Lo que Venezuela tiene en el gobierno ha sido el producto de la voluntad de sus ciudadanos expresada en las urnas, no importa que haya sido en margen cerrado como el de la ultimas elecciones presidenciales, y nada le haría peor servicio al futuro de esa nación que la interrupción del actual mandato chavista.
Lo mejor que se puede hacer con el chavismo es dejar que Nicolás Maduro se lo coma con yuca, un periodo completo de él en el gobierno hará que ese modelo no se repita más en Venezuela ni en ninguna parte del mundo, jamás debe incurrirse en el error de martirizarlo.
Y no hablo en función de los intereses dominicanos, que en gran medida hemos sido receptores de la estampida y el país está recibiendo inversiones que ya no solo proviene de gente que han tenido que cerrar sus negocios en Venezuela e irse a invertir en otros países, sino también de chavistas que van previendo que un día tendrán que largarse a disfrutar lo amasado.
Saben todos en la región que Venezuela es un desastre, aunque nadie se pronuncie para no hacerlas de ingratos porque en los tiempos de los petrodólares corrió el dinero para financiar campañas en el exterior, o se recibió petróleo en condiciones bien acomodadas como las del grupo de Petrocaribe.
De ninguno de esos países va a salir una sola nota de censura a Venezuela, sin importar que se entienda que es una barbaridad ir a sacar a golpes a un alcalde de sus oficinas y llevarlo a prisión por órdenes presidenciales.
Pero no hacen faltas esas declaraciones para que la popularidad de Maduro se haya ido al piso, y que Venezuela se estuviera quedando cada vez más aislada, y hasta Cuba se movía por su propia cuenta sin enterarla de sus pasos.
Obama le ha lanzado un balón de oxígeno a Maduro, reuniéndole lo que no recibía desde hace tiempo: solidaridad. No sean tontos, el mejor ataque que Estados Unidos le puede proferir a Maduro es el de la indiferencia ¿por qué auxiliar al que se cae solo?