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El señor Franklin Almeyda, fundador y miembro eterno del Comité Político del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), sin que las bases lo hayan reelegido nunca, arremete de forma irrespetuosa contra el Partido Revolucionario Moderno (PRM), acusándonos de ser “un nido de lo más atrasado de la sociedad dominicana”, entre otras cosas.
Reconoce, sin embargo, que el PLD tendrá que medir sus fuerzas en las próximas elecciones con el PRM, partido que apenas termina de constituirse formando sus órganos de dirección en todo el territorio nacional y en el extranjero.
En efecto, el PRM, tan pronto llenó todos los requisitos legales se convirtió en la principal fuerza política opositora sumando simpatías en la población gracias a su decisión de unir a todas las organizaciones para formar un Frente Opositor que han denominado “Convergencia por un mejor país”,sobre la base de un programa de gobierno que deberá desarrollar el presidente electo, sea quien sea.
El PRM es una organización de vocación democrática fundada en los principios ideológicos heredados de líder histórico José Francisco Peña Gómez, a quien no puede traicionar con su conducta como hizo el PLD que tan pronto Juan Boschmurió lo enterraron, en el mismo ataúd, con sus ideales y su práctica ética.
Contrario a lo que sucede en el PRM, cuyos dirigentes fundamentales tienen una historia política de trabajo y de honestidad, que nadie puede cuestionar sin entrar en el campo de la difamación y la injuria, los del PLD están señalados, en su mayoría, como corruptos, de tener vínculos estrechos con el narcotráfico y con “el bajo mundo”. Por eso no quieren Ley de Partidos.
El propio Almeyda fue Ministro de Interior y Policía dejando a su paso una estela de interrogantes que no terminaron en los tribunales por la complicidad y el borrón y cuenta nueva que se reelige cada cuatro años en el PLD. De acuerdo con la cámara de cuentas, solo en el 2008 “la dirección ejecutiva de Franklin Almeyda en Interior y Policía derrochó en bebidas 39 millones 100 mil, 4 millones 300 mil en comida y 75 millones 100 mil en gastos personales y administrativo de los gobernadores provinciales”, quienes además recibieron más de 240 millones durante el fallido plan de seguridad democrática.
El hombre que dividió la sociedad “en corruptos y peledeístas” debe explicarle al país todas esa y otras inconductas, como la compra, por más de cien millones de pesos, de los famosos alcoholímetros que nadie vio, ni sabe qué pasó con ellos, ni con las motocicletas Harley Davidson, a más de 18 mil dólares la unidad, así como la nómica sobrecargada y los sueldos de lujo de “algunas” secretarias.
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Durante los gobiernos del PLD, Participación Ciudadana ha denunciado actos de corrupción sin que en ningún caso se haya producido las investigaciones de rigor. Incluso esa entidad ha publicado un libro sobre señalando todas las denuncias que se han producido. Recientemente publicó un folleto con 104 preguntas con sus respuestas muy sencillas, en torno al expediente de Félix Bautista, para que el pueblo entienda el expediente.
La Cámara de Cuentas ha enviado 67 auditoria desde el 2006 hasta la fecha al departamento de lucha contra la corrupción para que sean investigadas y sin embargo nada ha pasado. Ese organismo denunció en estos días que la mayoría de los funcionarios no han entregado su declaración jurada de bienes. Y el gobierno no hace nada al respecto.
Fue la presidente de la Cámara de Cuentas, Liselot Marte de Barrios quien dijo, no hace mucho, que, “con los recursos que se distraen a través de las distintas instancias del Estado se podrían hacer dos República Dominicana”.
Podríamos escribir varios tomos voluminosos con las “indelicadezas” de los dirigentes y funcionarios de los gobiernos del PLD, aquellos que “llegaron en chancletas y salieron en jeepetas”, aquellos que de la pobreza casi extrema se hicieron multimillonarios tras su paso por el Estado.
El PLD ha sobre endeudadoel país, lo ha empobrecido y lo ha envilecido con la corrupción; ha utilizado como nunca ante los recursos del Estado en todas las elecciones para mantenerse en el poder. El PLD y muchos de sus dirigentes constituyen una verdadera vergüenza nacional.
El PRM tiene la misión patriótica de rescatar los ideales de los fundadores de la nación a través de un gobierno legítimamente democrático y participativo que le devuelva a los ciudadanos el orgullo de haber nacido en la tierra de Juan Pablo Duarte, Gregorio Luperón, Manolo Tavares Justo, Francisco Alberto Caamaño, de Juan Bosch, Peña Gómez, entre otros muchos buenos y valiosos dominicanos.
El PRM no es, ni puede ser un partido más. Debe convertirse en la verdadera esperanza nacional; tiene que ser un partido del pueblo y para el pueblo, un partido llamado a jugar un papel trascendental en la historia reciente del país, pues de lo contrario, no tendría razón de existir.
El PLD no tiene calidad moral para criticar al PRM, un partido integrado por hombres y mujeresque han pasado por el Estado ocupando posiciones, incluso de primer orden, sin haberse enriquecido robándose los dineros del pueblo.
En tal sentido, se equivoca medio a medio Franklin Almeyda cuando afirma que el PRM representa el atraso y el pasado. El PRM tiene que ser el presente si quiere construir el futuro, si quiere derrotar la maquinaria política y económica que es la Corporación PLD de la cual forma parte el señor Almeyda.
El ex ministro de Interior y Policía debe inmiscuirse en los asuntos internos de su Corporación donde hay serios problemas con los reeleccionistas encabezados por el presidente Danilo Medina y los que buscan el retorno de Leonel Fernández al poder. El PLD está virtualmente dividido. Y todo parece indicar que esa fiesta terminará como la de los monos, “a rabazos”, pero sucios.