Sanaa, 20 mar (PL) Los tres atentados suicidas contra dos mezquitas en las que oran musulmanes chiítas dejaron 142 muertos y una cifra similar de heridos, saldo que puede aumentar con el paso de las horas.
Un número indeterminado, pero crecido de lesionados están muy graves, dijo una fuente hospitalaria poco después que las autoridades sanitarias convocaran a la población a donar sangre para hacer frente a las necesidades inmediatas.
El interior de la mezquita Badr, en el sur de esta capital, fue estremecido por un suicida que activo el cinturón explosivo que llevaba fijado al cuerpo; otro lo hizo en la entrada, cuando los fieles huían despavoridos.
La tercera explosión ocurrió en la mezquita de Al Hashahush, en el sector norte capitalino, controlado por el movimiento armado Ansar Allah, de la tribu huti, musulmanes chiítas de la secta zaidita.
Los tres atentados hunden a Yemen más aún en la violencia desatada la víspera por el intento de tropas especiales acantonadas en la ciudad sureña de Aden de tomar el control del aeropuerto internacional.
Aunque ninguna entidad ha reclamado la autoría, los atentados llevan el sello de los ejecutados por grupos sunita en Iraq, lo que hace suponer que corrieron a cargo de miembros de Al Qaeda en la Península Arábiga, el más reciente recluta de Estado Islámico (EI).
El asalto de las tropas de élite al aeropuerto, que obligó a suspender los vuelos durante horas, fue dirigido por el general Abdel Hafez Saqqaf, quien escapó a un atentado contra su vida cuando abandonó Aden en camino a esta capital tras fracasar en el intento de tomar la terminal aérea, según trascendidos.
De su lado, el presidente Mansur Hadi calificó el asalto de las tropas especiales de golpe de Estado, contenido por la intervención de las tropas que le son leales y que desplegaron hombres y blindados en torno a su mansión.
El agravamiento del conflicto entre Mansur Hadi y sus adversarios constituye una preocupación para otros países de la península arábiga opuestos a la expansión de la influencia de los hutis, que cuentan con el apoyo de Irán.
Pero, además, inquieta a las autoridades egipcias, las cuales temen que una erupción de violencia generalizada en este país imponga el cierre del estrecho de Bab El Mandeb, por el cual transitan los barcos que pasan en ambas direcciones por el canal de Suez.
Desde que emergieron los primeros síntomas de complicación del conflicto yemenita Egipto dejó en claro que de interrumpirse el tránsito por Bab El Mandeb se vería obligado a intervenir para reabrirlo.
Las próximas horas pueden ser decisivas pues, a pesar del agravamiento de la situación, siguen en curso gestiones mediadoras de la ONU para encontrar una salida a través de conversaciones, a pesar de la negativa de los hutis a aceptar a Arabia Saudita como sede de negociaciones.
Sin embargo, la opción sigue abierta desde que a mediados de esta semana un portavoz de la tribu norteña aclaró que sus contactos con Arabia Saudita nunca se han interrumpido.