Por Sarah Hernández.
A todas luces el Partido de la Liberación Dominicana vive uno de los momentos más difíciles desde su fundación. A poco más de un ańo para las elecciones presidenciales, sus dos principales líderes, no terminan de ponerse de acuerdo y al parecer ninguno está dispuesto a ceder su liderazgo, aunque con ello, el verdadero ganador sería el pueblo dominicano y el propio PLD.
En una esquina, está el presidente Danilo Medina, quien ha logrado ganarse la simpatía con un adecuado manejo de las políticas públicas, enfocado hacia los más necesitados, y una cercanía inusual con los campesinos, sin los poses presidencialistas y la lejanía propia del poder, sino más bien con un cara a cara, en mangas de camisa, con un marcado interés en ayudar.
En la otra esquina está Leonel Fernández, quien se paseó por 12 ańos por las escalinatas del Palacio, en cuya administración construyó relevantes obras, entre ellas elevados, puentes, y el Metro de Santo Domingo.
Ambos líderes poseen gran fuerza dentro del PLD. En círculos políticos se habla que ninguno de las dos está dispuesto a ceder. Lo ideal sería que ambos y los demás integrantes de ese partido fundado por el profesor Juan Bosch, busquen una salida salomónica y evitar así una división, que en nada favorecería al gobierno ni al país.
La mejor forma de llevar en paz la fiesta sería acogiéndose a lo que expresa nuestra Carta Magna. Es justo éste el momento para tomar la decisión que mejor convenga a la nación. Y siendo el PLD, el partido con mayor fuerza en la actualidad, es necesario que sean sus integrantes los que agarren la sartén por el mango.
Tomando como referente la necesidad de estabilidad política, económica y social que requiere la República Dominicana, y sobre todo, la importancia que reviste que haya un clima de paz, se hace necesario escuchar a la gente, para que sean los ciudadanos y ciudadanas quienes tomen la decisión, de si el presidente Danilo Medina tiene derecho a optar por una reelección o no, ya que la soberanía reside exclusivamente en el pueblo, del cual emanan todos los poderes, los que ejerce por medio de sus representantes, según expresa nuestra Constitución en su artículo 2”.
Una prolongación del visible trance entre Danilo Medina y Leonel Fernández podría terminar por desmoronar la solidez y el crecimiento que exhibe el partido morado.
En vista de la ausencia de otras organizaciones políticas dispuestas a hacer una oposición real, más efectiva y con mejores propuestas, se hace necesario el dialogo entre las dos de las figuras más importantes de la escena política dominicana.
Y es que los ciudadanos y ciudadanos están pendientes de lo que pasa a lo interno de sus partidos, lo que demuestra que la República Dominicana, sigue avanzando hacia un estado democrático de derecho, donde los usuarios ciudadanos apuestan a la paz, la gobernabilidad y el respeto a las leyes.
-La autora es publicista, graduada en periodismo y estudia derecho. Es directora de www.diariosocialrd.com