Durante algunos años estuve escribiendo para favorecer el aumento salarial tantas veces fuera necesario pero hoy prefiero apostar a la necesidad de revisar aspectos estructurales a los fines de que el peso dominicano tenga mayor capacidad adquisitiva.
El aumento salarial resuelve poquísima cosa aunque nos deja satisfecha una necesidad psicológica o de carácter emocional, al sentir en nuestros bolsillos una mayor cantidad pesos o monedas respecto del mes anterior o de la quincena pasada. Sin embargo, se vuelve buche y pluma, y aumenta el número de personas que queda sin trabajo.
El gran problema en la historia de 500 años de salarios (copio la frase de un libro que nos habla de la historia del salario) es que tiende a competir con los precios y la carrera alcista termina venciendo al salario, dejando sin resolver lo esencial: estructura de costo o de coste. Es decir, el elemento causal que induce a la demanda salarial.
¿Cuánto me cuesta producir un saco de arroz y colocarlo en el mercado? ¿Cuánto me cuesta producir las habichuelas con la cual acompañamos al arroz y cuánto me cuesta la libra de carne de pollo, de cerdo o de vaca?
Sólo devolviéndole poder adquisitivo al peso estaremos en condiciones de afrontar la realidad. La moneda permanece atacada por un dólar sin “techo”, y a expensa de políticas para atraer inversiones, turistas, remesas y a incentivar las exportaciones.
En tiempos idos podríamos haber asegurado que el empresario tiene pocas razones al oponerse o negociar la cuestión salarial, pero está en lo cierto. La lógica de que ganemos poco si bien es cierto que históricamente radica en ganancias ilimitadas o pretendidamente ilimitadas, menos cierto es que hoy cada momento de aumento salarial presiona los costos o costes operativos de cualquier negocio, y aunque parte de su efecto interno sea traspasado al mercado, termina afectando de una forma u otra la estabilidad de cualquier negocio por pequeño, mediano o grande que fuere.
El sueldo, los precios y nuestra calidad de vida va más allá del aumento salarial. Atraviesa por una revisión de los elementos que atentan contra la producción de bienes y servicios. Intento compartir la inquietud de ir más allá de las ramas o de los efectos y que hurguemos un poquitico más en los elementos causales. Si con un chele comprábamos mucho más que con un peso de hoy, ¿cuál es la razón de ser? ¡Ah…!