Pese a la época moderna en que vivimos, aunque para muchos sigue siendo vieja, cargada de miseria y limitaciones, lo humano nunca podrá ser sustituido por la tecnología.
No se trata de una simple expresión de palabras compuestas, es la realidad admitida inclusive por investigaciones científicas que advierten que la persona no debe convertirse en presa del absolutismo tecnológico, de un espacio creado y recreado en base a imaginaciones, a recursos técnicos y económicos con la imprescindible creatividad humana.
En ese sentido, se recomienda el contacto humano, el intercambio entre los viejos amigos y la práctica deportiva.
La tecnología ha transformado la vida de las personas, eso nadie osaría cuestionar, pero lo que es poderosamente cierto es que nada, absolutamente nada, podrá reemplazar el valioso y fundamental acercamiento entre los seres vivientes. Precisamente, en esta Semana Santa, volví a comprobar la magnitud de las vibras positivas cuando se comparte entre viejos y buenos amigos.
En nuestro hogar de San Pedro de Macorís recibimos alegremente a tres amigos de ayer, de hoy y espero que por siempre. Lo cito en orden no necesariamente por el nivel de afectividad, ellos son: Roberto Rodríguez, Héctor Tineo y Oscar López Reyes.
Excepto Rodríguez, que es capitaleño, todos somos provincianos. En Santiago de los Caballeros, nació Tineo; López Reyes, en Barahona y quien escribe, en San Pedro de Macorís.
Los cuatro estudiamos comunicación social en la Universidad Central del Este; y hemos sido profesores en la Escuela de Comunicación Social de la Universidad Dominicana 0YM, recinto principal de Santo Domingo e igualmente ejercimos como reporteros en diferentes medios de comunicación.
Con Tineo trabajamos durante tres años la investigación: “Evolución y Desarrollo de la Prensa Escrita de San Pedro de Macorís” que defendimos exitosamente en la UCE y que posteriormente dicha academia publicó en su Anuario Científico número 6 del 1981.
Esos tres amigos al igual que yo somos batalladores constantes en el esfuerzo por la superación, por alcanzar una sociedad donde impere la justicia y por construir un país con mayores oportunidades.
Y juntos recorrimos el Viernes Santo el pasado y presente de San Pedro de Macorís, la injustificable provincia olvidada que tantos aportes ha brindado a la República Dominicana en lo económico, cultural, artístico, académico y deportivo.
A Tineo le impactó ver cómo el casco urbano y las anteriores hermosas edificaciones históricas de la Sultana del Este, entre ellas, el edificio Morey, se caen a pedazos; que sus principales calles están intransitables y que el “mercado municipal” no parece más que una pocilga.
Recordamos los aportes de notables petromacorisanos como Antonio Zaglul; Pedro Mir, los hermanos Deligne, Miguel Alfonzo Piris y don José Hazim Azar entre otros.
Macorís sigue vertiginosamente apagándose
Todos sintieron nostalgia y hasta tristeza al ver el histórico y céntrico parque Juan Pablo Duarte abandonado y ¡qué sorpresa! cuando justo frente a frente al emblemático restaurante “El Apolo”, en la avenida Independencia, comprobaron que está cerrado y en su lugar opera una tienda de ventas de ropas de una familia de origen chino.
El centro de la ciudad de San Pedro de Macorís apenas tiene dos restaurantes: “El Piano” y “Amable Pasteles”. Su malecón está arrabalizado por casetas que ocupan el área verde, lugar que debería servir de recreación a los habitantes de esta comarca frente a las costas marinas.
Las potentes bocinas junto al hacinamiento visual impiden que las familias disfruten del único espacio público disponible en la otrora “tacita de oro”.
Previamente a recorrer la ciudad de San Pedro de Macorís, visitamos el municipio de Consuelo y los bateyes Consuelito y Alejandro Bass, en este último viví junto a mis difuntos padres Juan Díaz Hernández y Dorotea Aponte (Doña Juana) mis primeros once años de vida.
En Consuelo, cuna del recordado ingenio azucarero del mismo nombre, solo queda en la memoria del visitante el agitado movimiento comercial que se originaba en la zona en época de zafra. Ahora, allí el año entero es tiempo muerto desde que su chimenea y sus hierros, incluyendo los ferrocarriles fueron vendidos como chatarras.
Mientras tanto, felicitaciones a todos (as) periodistas del país en ocasión del Día Nacional del Periodista.
Articulo de Manuel Díaz Aponte
Domingo 5 de abril 2015