Ningún tema ha sido discutido más en la historia constitucional de la Republica Dominicana que el de la reelección presidencial, ningún otro ha suscitado tantas controversias, más adhesiones y más rechazo. Pocos son los políticos que han escapado a la influencia nefasta de ese fantasma.
La pregunta que todos se hacen es si Danilo Medina escapara a dicha influencia o si por el contrario sufrirá los efectos del fantasma de la reelección. Dicho de otra manera: si optara por un lugar al lado de Bosch, Duarte, Ulises Fco Espaillat y Luperon, o si por el contrario querrá sellar su suerte junto a la de gobernantes que destruyeron el país con tal de seguir subidos en el palo.
Los días por venir despejaran las dudas al respecto. El suscrito, que no es Danilo, ni danilista, pero que entiende que al Presidente no le conviene lanzarse a un nuevo periodo porque podría poner en peligro la gobernabilidad, la estabilidad democrática y los anhelos de institucionalidad que buscan las mentes mas preclaras de la nación. Además cabe preguntarse que obtendría Danilo con pasar a ser uno más que sucumbió ante las voces agoreras que le invitan a destruir la Constitución con tal de seguir a caballo.
La grandeza de Danilo no reside en reelegirse sino en renunciar a ella, lo cual le permitirá en un futuro cercano -si así lo desea- volver al Palacio Nacional, pero embarcar al país en un nuevo ambiente relacionista no traería mas que días difíciles a la nación. Su obra de gobierno se vendría abajo y su partido podría dividirse. Es mucho lo que ha logrado: ha sido capaz de desmitificar a sus antecesores, ha podido impregnar nuevos bríos a la nación, ha sido un ángel de la prudencia, del sano manejo de las finanzas públicas, ha hecho de la educación su baluarte y ahora se apresta a enfrentar la falta de cobertura del sector salud. Todo ese gran edifico podría derrumbarse por culpa de la reelección, es mas lo que perdería que lo que ganaría con la misma.
Hoy mas que nunca requiere tener sano juicio pues los desenfrenos están pasando a ser habituales en mucha gente ligada al partido de gobierno. Por tanto, una renuncia contundente a violar la Constitución es el camino correcto. El que el PLD sea una cantera de presidentes depende de su actitud pues su gesto seria un modelo a imitar y los que trataren de cambiarlo recibirían el repudio de la nación. Un discípulo aventajado de Juan Bosch no puede actuar por las insinuaciones que le hacen voces interesadas, su compromiso es con la nación. Ya ha probado que cuatro anos de un buen gobierno conducen al pueblo a querer por más tiempo a ese gobierno y, a la inversa, un mal gobierno provocaría el rechazo inmediato del pueblo. Ese es su gran legado, no debe perderlo solo porque unos cuantos ambiciosos pretendan sacar provecho de su bonomía.
En materia de institucionalidad democrática es mucho lo que puede aportar Danilo al sistema democrático que estamos construyendo. Es hora ya de que las apetencias de grupos no se impongan al interés general de la nación. Una alianza programática, una negociación sobre temas cruciales como congreso, justicia, ayuntamientos y planes de gobierno pueden resultar a la postre mas saludables que un nuevo jaleo por la presidencia con base al fantasma de la reelección a cuesta.
El hecho de que la oposición se encuentre dispersa no significa que debemos emborracharnos de poder, pues la embriaguez no conduce sino a errores, la sobriedad en cambio es siempre buena consejera. Si bien Maquiavelo invita a mantenerse en el poder solo por el poder, recordemos que Rousseau llama a pensar primero en el interés general, en lo correcto en lo adecuado a las circunstancias políticas de una nación en proceso de construcción.
Cordialmente invitamos al señor presidente a no dejar atrapar por el fantasma de la reelección, pues lo que hoy le ofrecen ese regalo envenenado serán los que mañana le enrostraran el haber caído en ese error que esperamos nunca cometa. DLH/5/4/2015