El turismo, como industria, es la más importante herramienta de desarrollo económico con que cuenta la República Dominicana. Su aporte directo al fisco (24 pesos por cada 100 generados) y su impacto multiplicador en la industria, el comercio, el transporte, la construcción, la agropecuaria, la banca, las telecomunicaciones, el arte y la cultura, hacen del turismo un aliado fundamental del Gobierno y del proceso productivo.
Sin embargo, ese impacto dinamizador de la economía se concentra principalmente en los destinos de sol y playa, convertidos en foco de atracción de una incontrolada migración interna asociada a la arrabalización urbana y a otras expresiones de pobreza, que su vez afectan la imagen y la calidad de la oferta turística dominicana.
Claro está, la culpa no es del turismo, sino de la incapacidad del Estado para organizar razonablemente la vida colectiva y crear oportunidades de desarrollo en las zonas del país con mayores índices de atraso social y económico, de acuerdo al mapa de la pobreza.
En este punto es oportuno pensar en el turismo interno, uno de los recursos más factibles y eficaces para desencadenar una dinámica económica con poder para generar empleos y estimular la actividad productiva en las comunidades impactadas.
En la República Dominicana, la gran industria de la hospitalidad depende fundamentalmente de la inversión privada, como se puede constatar en el caso de Punta Cana, principal enclave turístico del país, pero el desarrollo del turismo interno no es posible sin una estrategia del gobierno central en coordinación con las autoridades locales. Son estas instancias las que deben identificar los atractivos y recursos de las diversas comunidades, hacer las inversiones básicas y aplicar medidas normativas para crear lugares, actividades y ofertas de interés turístico.
Aunque el objetivo primario de este propósito sea ampliar y generalizar las opciones del turismo interno, incentivando el intercambio de visitas entre los propios dominicanos, más temprano que tarde esos destinos locales también se convertirían en puntos de interés para el turismo internacional, logrando la diversificación de la oferta turística dominicana y superando la estereotipada imagen de que solo ofrecemos turismo de sol y playa.
Ojalá que las autoridades municipales y los sectores representativos de nuestras ciudades se animen a trabajar en el desarrollo del turismo local ayudando a crear las condiciones para incluir sus localidades en el mapa del turismo dominicano, tal como lo está haciendo Santiago a través del Clúster Santiago Destino Turístico, que ha logrado aglutinar en un solo eje de coordinación a las autoridades, instituciones y grupos de mayor incidencia en toda la provincia.
Uno de los compromisos que se propone asumir el próximo equipo directivo de la Asociación Dominicana de Prensa Turística (ADOMPRETUR) es auspiciar la participación activa del gremio nacional, junto a todas sus filiales, en el acuerdo suscrito en el año 2013 entre el Ministerio de Turismo y la Federación Dominicana de Municipios (FEDOMU) para promover el desarrollo del turismo local, el turismo interno y la diversificación de la oferta turística internacional del país, mediante la identificación de los atractivos con potencial turístico existentes en toda la geografía nacional.