SANTIAGO.- No son de Rafael Marte Simé una de dos osamentas halladas en unos terrenos baldíos del sector Campo Lindo, en La Caleta, del municipio Bocha Chica, al este de Santo Domingo.
La aclaración la hizo este jueves el propio abogado y farmacéutico, cuyos documentos de identidad aparecieron juntos a los huesos humanos, lo que hizo suponer a las autoridades policiales que era él una de las víctimas.
Esta mañana Marte Simé narró que el 7 de abril del 2013 fue asaltado por dos desconocidos en el interior de la farmacia Mari López, de su propiedad y ubicada en la zona sur de aquí quienes, además de 100 mil pesos en efectivo, productos de la venta del Loto, lo despojaron de su cartera.
“Y parece que posteriormente a quienes me atracaron los mataron, o ellos asesinaron dos personas y pusieron mis documentos juntos con uno de los dos cadáver, porque ciertamente son míos, pero yo estoy vivo”, indicó Marte Simé.
El farmacéutico y abogado apuntó que luego que se difundió la información de las osamentas y los documentos hallados en la escena, creyéndose que se trataba de él, ha recibido llamadas de amigos y familiares tanto del país como del extranjero “me manifiestan su alegría al saber que no fui yo la víctima”.
Dijo que ayer se enteró de la “aparición de mis huesos” mientras estaba en la ciudad de Mao, en la Línea Noroeste y que de inmediato se puso en contacto con la Policía de allí, donde conversó con un capitán de apellido Manzanillo, a quien puso al tanto de los hechos ocurridos.
Las autoridades informaron que los esqueletos estaban dentro de un saco blanco y fueron hallados por el haitiano Luis Lestiye, en unos predios invadidos por varias personas, quienes le pagaron para que limpiara el pozo con fines de usarlo como séptico.
Entre los huesos había una billetera con una cédula, dos tarjetas de crédito, dos permisos de porte y tenencia de una pistola, licencia de conducir vencida en 2010, dos tarjetas de cliente de tiendas y un carné de abogado, todos a nombre de Rafael Marte Simé.
Hoy, Marte Simé rememoró la experiencia que vivió aquella mañana del 7 de abril del 2013, cuando fue atracado en su farmacia. “Fueron minutos de tensión y terror, porque me colocaron en la cabeza los cañones de dos pistolas, apenas abrí el negocio, procediendo de inmediato a atarme de pies y manos, al tiempo que me amordazaban, dejándome en el baño del lugar”.