La entrega de los Premios Soberano ha devenido en un programa de televisión, más que en un regio ceremonial donde se reconoce el talento artístico nacional. En vez de concebir los segmentos artísticos como aditamentos del programa, quienes derivan en accesorios son los llamados a ser protagonistas.
Mientras se acorta al mínimo la posibilidad de que el artista ganador se exprese al recibir la estatuilla., se alargan los segmentos musicales, lo que a nuestro a entender no siempre hace más atractivo el momento y es probable que haga más costosa la producción.
El de anoche mostró esa recurrencia, aunque fue majestuoso, dotado de las novedades propias de la tecnología que ha enriquecido el espectáculo en estos tiempos; los premios en su gran mayoría fueron acertados y de nuevo se lucen Acroarte, Cervecería Nacional Dominicana, esta vez con el apoyo del Banco BHD León y la telefónica Claro, que han venido a aportar mucho vigor al acontecimiento.
Pero el protagonista del artista ganador no debe ser relegado al extremo que viene ocurriendo. Es un asunto que la Asociación de Cronistas del Arte (Acroarte) y la Cervecería Nacional (CND) deben de corregir a futuro. El ceremonial debe de tener como centro a los nominados y ganadores, y hacia allá deben de enfocarse los productores del mismo.
No debe seguir la práctica de concebir un programa de televisión, con abundantes segmentos artísticos, mientras al ganador de estatuilla, no bien se para ante el micrófono a dar las gracias, se le hace saber que ya su tiempo ha concluido.
Mientras se cohíbe al que gana de expresa sus sentimiento por el momento que vive, lo que viene a seguida, o es un amplio musical o una perorata que debe decir el o la presentadora contenido en un libreto que presentes y televidentes advierten que es leído.
Acroarte y la CND deben de evitar que se arraigue esa desnaturalización de los premios y que el público siga creyendo que la cita es para ver el desfile vestuarios al principio y musicales. Ambas entidades deben de replantear el concepto de los fines de ese memorable momento, en torno al cual ponen tanto esmero cada año.