El colega periodista José Antonio Aybar debe sentirse satisfecho con su gestión en la Asociación de Cronistas de Arte (Acroarte), y muy en especial al frente de los premio Soberano.
Ha logrado compactar la entidad, muy dividida cuando asumió su dirección hace casi dos años. Su labor ha sido consistente, junto al equipo directivo que lo acompaña, que también ha actuado con sentido de unidad y de institucionalidad, algo que se estaba perdiendo en esta entidad.
Ha tenido el mérito de ser solidario con los compañeros en dificultades; ser accesible a todos los miembros, sin discriminarlos por razones de grupos, y por eso ha logrado el repunte de Acroarte.
Las dos entregas de los Premios Soberano que le ha tocado presidir a Aybar han sido muy buenas y los reparos que se han hecho son apreciaciones que deben ser consideradas, en especial aquellas que no provienen de la majadería que se encadena para fastidiar a los cronistas de arte luego de ocurrir en eventos de este tipo.
En esta época, cualquiera se confunde con el reguero de opiniones de personas que sin estar familiarizadas con asuntos como el de las artes, y menos con el proceso que conduce a la entrega de estos premios, pontifican en las redes y otros medios de comunicación. Risible fue la de aquellos que cuestionaron que el laureado actor Iván García fuera el ganador del Gran Soberano. Ignorante de vocación, porque ahí está Google para cubrir la ignorancia.
Como ése y otros yerros ruedan en los medios, cuestionando todo lo acontecido en los premios Soberano, que tienen el mérito de llegar a su 31 entrega con el apoyo firme de la Cervecería Nacional Dominicana, con el entusiasmo ahora de su presidente Don Franklin León, a la que se han sumado el Banco BHD Leon y la telefónica Claro, dando un gran impulso a cada entrega.
Aybar, y de más directivos de ACROARTE, deben sentir orgullo de lo que han podido lograr en el tiempo llevan al frente de esta asociación, y ese espíritu conciliador que tanto respeto les ha granjeado debe prevalecer, -y oajalá que así sea- para que no ocurra como otras instituciones que palidecen por las rencillas internas de sus miembros.
Nunca tuve dudas de que Aybar actuaría al frente de Acroarte con la rectitud que lo ha hecho, pues he mantenido con él una hermandad basada principios que van desde lo humano hasta lo profesional, y en lo que a mi corresponde nunca de él he tenido decepción alguna. Es de los buenos amigos con que cuento en este medio, que gracias a Dios, tengo muchos.