Día tras día me sumerjo en la Plaza de la Cultura Juan Pablo Duarte, recinto de la Feria Internacional del Libro Santo Domingo 2015, dedicada a incentivar la industria del libro y a promover la lectura, un verdadero acontecimiento cultural que ninguna persona con sensibilidad literaria se debe perder.
Leer ha sido mi pasión. Y tener libro un deleite, aunque no lo lea. Un libro a su alcance siempre es una riqueza a la que usted puede acudir para resolver un problema existencial, igual que si tuviera dinero ahorrado o un inmueble al cual puede apelar en caso necesario.
De un tiempo acá la tecnología me ha alejado del libro impreso. Hay asuntos que me inquietan que logro obtenerlo a través de Internet, pero siento que siempre hay libro tradicional que me inquieta y provoca en algún lugar de mi casa.
Por mis responsabilidades de un tiempo a acá he estado muy involucrado con esta feria, desde que comienza a ser concebida hasta el final de la misma, y he comprobado que constituye un verdadero acontecimiento cultural, que además de vender el libro y promover la lectura, genera decenas de empleos e incentiva la creatividad.
Pese a ser el Estado que lo organiza, es un espacio plural, donde se enfrentan las ideas en su máxima intesidad, a través de fotos, conferencias, talleres y discusiones espontaneas en las calles del recinto ferial.
Dentro de la feria, por ejemplo, uno logra una visión distinta a la imagen que a través de los medios de comunicación se presenta del joven. Allí uno ve a una generación entusiasmada, crítica e inquieta sobre su presente y su futuro. Jóvenes que buscan respuestas a interrogantes en medio de un mundo complejo.
De modo que si usted no ha llegado hasta este contagioso brote cultural que es FILRD2015, aun queda tiempo, pues la misma se extiende hasta el 4 de mayo, y las puertas están abiertas para todos.