Conversé con Luís Abinader en un ambiente de camaradería, como muchas otras veces, sobre lo ocurrido durante la Convención donde fue escogido candidato a la presidencia por el Partido Revolucionario Moderno. Él también tiene su versión sobre los hechos. Digamos que, la otra cara de la moneda.
Sea como sea, ya no tiene sentido discutir sobre lo ocurrido. Debo decir, sin embargo, que la Comisión Organizadora, por las razones que fueran, cometió muchos errores permitiendo hechos verdaderamente lamentables.
Algunos dirigentes dicen que la convención “fue buena hacia afuera, pero muy mala hacia adentro”, lo cual no debe ocurrir nunca más, pues los resultados pueden ser devastadores para el PRM.
Lo que pasó, pasó. Nada ganamos con levantar murallas de intransigencia entre los antiguos candidatos y sus seguidores. En una contienda se gana y se pierde. Es una lección que deben aprender y practicar los demócratas.
El candidato, Luís, y el líder, Hipólito, sin mayores dificultades, se pusieron de acuerdo sobre la unidad y la integración de todos y todas sin prejuicios ni sectarismos, pues al fin y al cabo todos pertenecen al mismo partido y persiguen los mismos objetivos.
Juntos, Hipólito y Luís, como en muchas otras ocasiones, tienen que salir por todo el territorio nacional a buscar, primero la unidad de todas las fuerzas opositoras, y segundo, recursos económicos y votos para enfrentar al candidato del gobierno sea Leonel Fernández o Danilo Medina. (Los dos pueden ser derrotados por el PRM y la Convergencia)
Luís no tiene una actitud arrogante ni prepotente; al contrario, debo decirlo luego de nuestra conversación “larga y tendida”. Se presenta humilde, ecuánime y sereno con una visión amplia y participativa en el entendimiento de que todos y todas son importantes ahora más que nunca, porque lo que está en juego no es una nominación presidencial, sino el poder que es más que una regiduría, una diputación, una senaduría o una alcaldía.
Ahora el enfrentamiento no es entre Hipólito Mejía y Luís Abinader. Esa etapa pasó. Los seguidores de uno y otro tienen que fundirse en un solo cuerpo y marchar contra el enemigo común y único que es el PLD. Esa es la visión de Luís, lo cual lo hace grande en la victoria, como grande ha sido Hipólito en la derrota.
El PRM sale de sus primarias sin mayores dificultades a pesar de los problemas denunciados por mí en artículos anteriores que según Luís, también lo afectaron en muchos pueblos. Contrario a lo que muchos esperaban, no se produjo un solo hecho de violencia, ni insultos entre los candidatos, lo cual les ha permitido reencontrarse en un cálido abrazo, terminada la contienda.
Por instrucciones del ex presidente Mejía, toda su estructura en el país y en el extranjero, está integrándose a los diversos equipos de trabajos propios de la campaña. Los militantes y dirigentes serán colocados en función de su capacidad y experiencia política y profesional.
César Cedeño, Héctor Guzmán, Farú Miguel, Carlos Guzmán, Fernando Durán, Kbito Gautreaux, Manuel Vargas Payan, Robert Arias, Pastora Méndez, Sergio Grullón, Víctor Méndez, Carlos Mejía, Manuel Durán, Santiago Castro, Vicente Castillo, Miguelina Alba, Salvador Ramos, Carlos Álvarez, Alberto Atallah, Víctor Atallat, Arsenio Borges, José Germán Rodríguez, Arturo Martínez Moya y José Miguel Cabrera, entre muchos otros en todo el país y el extranjero han sido contactados por el candidato presidencial y de inmediato integrados al trabajo, en una buena señal de unidad.
Luís Abinader quiere ganar. Hipólito quiere que Luís gane. Juntos, con las tropas del PRM y la Convergencia cohesionadas, harán todo lo posible, -lo imposible si es necesario- para ganarle al PLD y sacar el país del atolladero en que lo ha metido.
Lo que pasó, pasó. ¡A trabajar todos por la unidad y la victoria!