El triunfo holgado de Luis Abinader en la convención del Partido Revolucionario Moderno (PRM), no solo remite un mensaje reconfortante para la oposición política, sino que condiciona la candidatura del Partido de la Liberación Dominicana, que no es cierto que gane con cualquier propuesta.
El proceso democrático que vivió el pasado domingo y la aceptación de sus resultados por parte del perdedor relanzan al Partido Revolucionario Moderno y lo colocan a la cabeza de la oposición en la boleta presidencial, aun cuando es evidente que las estructuras nacionales acusen debilidades.
La convención del PRM no fue grande por el nivel de participación, fue importante por su carácter democrático, con el que establecía una diferenciación importante con el Partido Revolucionario Dominicano, y para Luis Abinader, la mejor plataforma de lanzamiento por el amplio margen de más de un 70% con el que se impuso.
Nadie podía pedirle a un partido nuevo que careciera de deficiencias al montar una convención en tiempo record ni una participación extraordinaria de un marcado electoral que ha sufrido una división, el PRM improvisó como padrón lo mejor que pudo y superó la prueba.
El que tiene los pies sobre la tierra sabe perfectamente que hay un mercado opositor en capacidad de disputarle el poder al Partido de la Liberación Dominicana, aunque la dispersión actual lo muestre débil, solo requiere factores de cohesión y Luis Abinader es precisamente eso.
He escrito varias veces que lo que se disputa en unas elecciones es la idea de cambio y en la presente coyuntura nadie la ha representado mejor en todas las encuestas que Abinader.
El PLD solo puede ganar la encarnación del cambio si presenta un candidato que reúna los atributos que la sociedad está reclamando, el primero de los cuales es que sea similar a Danilo Medina, razón por la cual es el líder actual del mercado electoral dominicano, y la gente lo selecciona aunque no aparezca incluido en las encuestas y en las que se pone su nombre supera ampliamente a los que se presentan.
La gente sabe que tiene impedimento constitucional y entonces se pronuncia en favor de una modificación de la carta sustantiva para habilitarlo.
La condición que sigue a la de que sea Danilo Medina o alguien que se le asemeje el otro factor con amplia ponderación es el de la novedad, la gente quiere que se mueva la coctelera y que vengan nuevas propuestas, que fue en lo que priorizó el elector perremeista.
Una condición imprescindible es que sea un candidato que no tenga una tasa de rechazo mayor a la de su nivel de aprobación, que una cosa es que un aspirante se le rechace porque no se le conoce y otra muy bien es que se deba a una imagen estructurada con firmeza en la mentalidad del elector.
La meta inmediata de Luis Abinader ha de ser la de convertirse en el abanderado de las fuerzas que convergen alrededor de la denominada Convergencia Democrática, cosa que puede lograr sin mayores obstáculos y después debe emplearse en lograr un acuerdo con el ingeniero Miguel Vargas Maldonado, presidente y candidato presidencial del PRD, logro para el que le sería fundamental mantenerse puntero en las encuestas.
Si consigue desde la primera vuelta ser incluido en la boleta número uno, la del PRD, hay pelea reñida en las elecciones presidenciales, y si la propuesta del PLD irrita al electorado, otro gallo canta.