“En nuestra condición de peledeístas abogamos por que esta se mantenga como el producto de una discusión constructiva y sosegada, representativa del consenso, ordenamiento jurídico, garantía de todo derecho y regla fundamental”, dice el dirigente político.
SANTO DOMINGO, REPÚBLICA DOMINICANA.- El Secretario de la Juventud del Partido de la Liberación Dominicana (JPLD), Franklin Rodríguez, expuso que luego de 52 años de que en la República Dominicana, se proclamó la Constitución de 1963 en el entonces gobierno del profesor Juan Bosch, el país se ve envuelto en una disyuntiva que comprende el planteamiento incómodo de una nueva reforma que además es extemporánea y que solo busca de manera exclusiva propiciar la permanencia en el Poder de un determinado gobernante más allá de los cuatro años que le son conferidos en la actual Constitución.
El miembro del Comité Central del PLD, hace un análisis profundo en un escrito titulado: “Herencia de la Constitución de Bosch”, el cual fue enviado a la redacción.
A continuación el texto íntegro:
Herencia de la Constitución de Bosch
Un 29 de Abril del 1963 se proclamó en nuestro país una nueva y revolucionaria Constitución, anhelada Ley Sustantiva, que fue impulsada por el entonces primer presidente electo democráticamente tras 31 años de una tenaz dictadura, el Profesor Juan Bosch. La concepción de esta Carta Magna, representó en su momento un verdadero homenaje al pueblo dominicano, cuyo objetivo primordial radicó en garantizar un democrático proceso de emancipación, reivindicación y justicia social, trazando la raya de Pizarro que nos permitiría a partir de ese ecuador emprender un vertiginoso camino a la prosperidad.
El haber padecido aquella especie de arritmia histórica, que supuso la forma abrupta en que se interrumpió con tan solo 7 meses el gobierno legítimo del Profesor Juan Bosch, despojando a este de la presidencia mediante un vil golpe de Estado, hizo que nuestro país cayera en la trampa de desconocer las grandes conquistas sociales que recién habían sido plasmada en aquella visionaria e incipiente Constitución. Su derogación y posterior desconocimiento, generó una ola de indignación, agitación y descontento general, que desencadenó en una rebelión armada que terminaría por convertirse en aquella gesta histórica de 1965, efeméride patria, que cada 24 de Abril con orgullo y veneración conmemoramos en homenaje al sacrificio, la opresión y la sangre vertida por toda una generación.
Habiendo transcurrido unos cuarenta y cuatro años de aquel ensayo de democracia e intento de avance social, el gobierno dominicano bajo la dirección del Dr. Leonel Fernández, inició en el 2007 una exhaustiva agenda de consultas a nivel nacional, que daría como resultado la Reforma Constitucional del 2010. Esta Carta Magna, claro tributo y evolución de las conquistas plasmadas en la Constitución del 1963, debe su éxito al consenso alcanzado tras un dialogo constructivo, abierto e incluyente entre diversos sectores de la sociedad, que a su vez la convierte hoy por hoy, en un verdadero ejemplo de progresismo y praxis política, plausibles características propias de los gobiernos cimentados bajo el legado de Bosch.
Al cumplirse el 52 aniversario de haber sido proclamada aquella visionaria Carta Magna a la que hemos hecho alusión, nuestro país se ve envuelto en la incómoda disyuntiva que comprende el planteamiento de una nueva reforma Constitucional, acción que además de extemporánea, busca de manera exclusiva propiciar la permanencia en el poder un determinado gobernante más allá de los cuatro años que le son conferidos en la actualidad.
Tomando en cuenta que en esta fecha también se conmemora el Día Nacional de La Ética, aspecto intrínseco del comportamiento humano, que tanto en lo íntimo como en lo social mide a través de las acciones, virtudes, principios y la moral el proceder de los hombres, sería justo que analizáramos si esta ambiciosa medida se corresponde en forma alguna con el legado histórico heredado por los discípulos de Juan Bosch.
Si algo ha quedado comprobado a través de los altibajos de nuestra historia, es que la constitución es más que aquel simple pedazo de papel al que hizo alusión un ex presidente de nuestro país y mucho menos puede constituirse en tela de sastrería para confeccionar indumentarias a la medida. En nuestra condición de Peledeístas abogamos por que esta se mantenga como el producto de una discusión constructiva y sosegada, representativa del consenso, ordenamiento jurídico, garantía de todo derecho y regla fundamental.
La historia no se puede medir por partes, más bien se analiza como un todo y es a través de este análisis donde el tiempo se encargará de juzgar el accionar de los hombres y mujeres que la construyen. Bien lo dijo una vez el maestro Bosch, ¨Hay que educar al hombre para que respete las leyes. Sin leyes no hay sociedad humana y estas leyes solo tendrán valor si cada persona las respeta, acepta y las hace respetar¨. Hoy más que nunca, se hace necesario rescatar los principios, la coherencia e integridad, que honremos la valía de nuestra actual carta magna la más fiel herencia de la Constitución del 1963.