“El origen de la resistencia al cambio reside en nuestras características humanas básicas como son las percepciones, personalidades y necesidades”, explica la experta en dirección comercial y coach Ana Torres
Hay momentos en la vida en que necesitamos y deseamos un cambio, ya sea en nuestro ambiente laboral, en las relaciones personales, en la casa, en la manera de enfrentar el día a día y simplemente es muy difícil dar el primer paso.
Nos paraliza el miedo a lo desconocido, no tener información sobre la nueva situación, perder la seguridad, temor a las consecuencias, miedo al fracaso, a perder el poder, a enfrentar lo incierto y a no tener tiempo para lograrlo, en esto se resume nuestra resistencia al cambio, una palabra que para muchos tiene una connotación negativa, cuando en realidad es una oportunidad y una nueva aventura en nuestras vidas.
Así lo explica Ana Torres, profesional de la ingeniería, administración y mercadeo, enfocada en la dirección de servicios con más de 18 años de experiencia y Certificada de coach por Hagakure avalada por la International Coach Federation.
“El origen de la resistencia al cambio reside en nuestras características humanas básicas como son las percepciones, personalidades y necesidades. Cuando nos decidimos entonces viene el enfrentamiento a cuatro fases que son la negación, culpa, exploración y compromiso”.
Torres, quien también es catedrática de UNAPEC y la Universidad O&M en las maestría de Gerencia y Productividad, mercadeo y hostelería, explica que lo primero es la negación, la etapa de las preguntas, donde somos incrédulos, para inmediatamente pasar a buscar culpables de este cambio entre los más cercanos: el jefe, compañeros de trabajo, la familia o el cónyuge, también contra terceros.
“Esta etapa podemos manejarla desde el empoderamiento, porque entender que todos tienen la culpa de nuestras situaciones sólo nos conducirá a un círculo vicioso que agrava la situación y la aleja de poder mirar los diferentes caminos que nos conducen a las solución”. Torres cita a Mahatma Ghandi y su frase “tú debes ser el cambio que quieres ver en el mundo” para reflejar que el poder lo tenemos en nuestro interior no hacia fuera.
Antes de que sucedan los cambios, entramos en un proceso de negociación donde nos decimos frases como “lo haremos mejor”, “seremos más eficientes” y cuando es inminente pasamos a jugar con el factor tiempo: “no es buen momento ahora”, “cuando todo el mundo lo haga”, reflejando que nunca consideramos apropiado iniciar los procesos de cambios no deseados.
“El sentimiento que más aparece es el de volver atrás una y otra vez diciéndonos que: ojalá lo hubiera hecho mejor, si pudiera repetirlo lo haría de otra manera, etc. y debemos tener claro que nuestro peor enemigo es posponer esperando una mejor situación que sabemos nunca llegará”.
OTRAS FASES DEL CAMBIO
LA EXPLORACIÓN
Es la fase donde puedo mirar con qué cuento para afrontar este cambio, entonces trabajo conmigo en la búsqueda de minuevo camino respondiéndome las siguientes preguntas:
¿Qué necesito aprender?
¿Qué nuevas habilidades y comportamientos necesito adquirir?
¿Qué clase de ayuda o acompañamiento necesito?
¿Cuál es la visión más optimista que puedo tener de este cambio?
¿Qué hábitos puedo dejar atrás para incursionar en la nueva situación?
EL COMPROMISO
El compromiso es vital para el éxito en todo cambio. Cuando te comprometes contigo la vida cobra significado, realización, propósito y entusiasmo generas una actitud de mejoramiento continuo.
Las reflexiones en esta etapa son: Qué hemos aprendido, qué hemos descubierto de nosotros mismos, con qué nuevas herramientas cuento, como me automotivo, cuáles son mis áreas más fuertes a partir de esta experiencia y cuáles son mis áreas de mejora.
HERRAMIENTAS PARA ENFRENTAR LA RESISTENCIA AL CAMBIO
No hay una receta o fórmula para manejar el cambio, el proceso es muy personal y único. Ana Torres nos da algunas ideas con las que podemos enfocarnos para aprender a gestionarlo.
Hacer conciencia: generar una estado de conciencia nos hace mirar la realidad de la situación, ser honesto conmigo desde la objetividad y encontrar el bien oculto que trae la situación a mi vida, con esto ya identificado encuentro un para qué me sirve y qué aprendo de la misma.
Autogestión: la única persona que puede hacer algo para generar un cambio en tu vida eres tú, aunque podamos necesitar algún tipo de acompañamiento, las buenas intenciones no son suficientes, está en ti decidir qué cambio quieres hacer y generar el compromiso para hacer lo que crees que debas hacer.
Piensa más allá de ti: Cuando cambio yo, cambia mi mundo, mi trabajo, mi familia, mi pareja, mi comunidad, mi entorno, dónde y cómo puedo asumir responsabilidad para generar situaciones productivas de cambio a partir de la actitud que tome para gestionarlos.
Seguir siempre adelante: “Esta última es mi norte, sea cual sea la situación de cambio que estés envuelto en este momento”, dice Ana Torres. “Pasará el tiempo y notarás que de la peores situaciones surgen nuestros mayores aprendizajes, crecimiento, madurez y nos acercamos un poquito más a la sabiduría”.