Si el respeto al derecho ajeno es la paz, a esto hacen caso omiso algunos choferes de autobuses de empresas no públicas que tienen como modus vivendi el transporte de personas hacia distintos destinos, lo que se supone que se debe hacer sin poner en peligro sus vidas ni arrollar a quienes están en la cercanía.
Esa imprudencia en cuatro ruedas cometida por chóferes que también ponen en peligro a quienes circulan en carros de concho o privados, o simplemente a pie, usualmente se produce en disputa por los pasajeros. Quienes conducen vehículos pequeños también arriesgan sus vidas ante esos fenómenos.
Hace poco los medios de comunicación se hicieron eco de los 50 menores que iban en un autobús hacia la Feria del Libro, lo que fue impedido por los “dueños” del país que entendían que el vehículo no era apropiado porque no fue alquilado en su negocio.
Si en un país una persona no puede tomar en alquiler el vehículo que le venga en ganas para llevar a un grupo de menores a una actividad como la Feria del Libro o un evento de otra especie, entonces se puede afirmar que algo anda muy mal en estos lares, máxime cuando supuestamente intentaban quemarlos.
La impronta con esos niños solo tiene de novedad que se trata de menores indefensos, pero es frecuente con adultos que transitan en vehículos propios, de particulares o piratas en rutas que tienen sus dueños, haciéndoles huir lanzándoles orina y otras pestilencias.
También están los peatones para quienes las aceras están desapareciendo debido a que son utilizadas por negocios privados que carecen de parqueos, amén de que en estos casos se multa a algunos para que no parqueen y luego el mismo can.
El dicho de que la ley es igual para todos parece un sofisma en el caso de algunos chóferes de autobuses, otros conductores y los de a pie. Y ni hablar de que una ambulancia se encuentre en un “tapón”, pues parece que no existe la suficiente conciencia para que quienes circulan por esa vía le abran paso.
El caso de los menores no solo se debe tipificar como inaceptable, sino que se le debe aplicar el peso de la ley como se ha dicho para que no se repita nunca, jamás, tal atrevimiento. Igual debe hacerse con quienes comenten imprudencia en cuatro ruedas convencidos de que son los dueños del país.
12-05-2014