Muchos tienen la inquietud de saber los temas que tratará el Papa Francisco cuando arribe a Cuba, en septiembre próximo, y los cubanos más conservadores residentes en Miami, desearían que se pronuncie a favor de una apertura política y comunicacional en la Isla, lo cual han comenzado a propagar abiertamente.
Sin embargo, al margen de las excelentes relaciones existentes entre el Santo Padre y las autoridades cubanas no se puede olvidar que se trata de una visita oficial y solemne, donde el hombre que ha posibilitado el acercamiento entre Estados Unidos y Cuba se manejará con tacto y prudencia diplomática tratando no afectar susceptibilidades.
En todo caso, podrá exponer sobre los alcances de las nuevas relaciones diplomáticas y comerciales entre la potencia del Norte y la mayor de las Antillas; el levantamiento del bloqueo, una mayor apertura religiosa en tierra cubana y de participación política así como la necesidad de adoptar medidas tendentes a reducir los niveles de desigualdad social tan común en los países de América Latina.
Nunca se ha visto que un invitado de Estado intente afectar la imagen de su anfitrión, menos en los actuales momentos en que el Continente Americano se perfila hacia una coyuntura política de flexibilización, comprensión e integración.
Las diferencias de más de cinco décadas entre Estados Unidos y Cuba están en proceso de superación tras un ciclo de cuatro rondas de diálogos, donde han predominado aspectos como la eliminación de las barreras comerciales, reapertura de vuelos comerciales y de cruceros, la designación de embajadores y el tema de los derechos humanos.
Las entrevistas han sido realizadas en La Habana y Washington, con la presencia de funcionarios del más alto nivel de ambos gobiernos.
Probablemente el Pontífice aproveche su presencia en territorio cubano para exhortar a los demás países de América a luchar por la paz y el bienestar de los necesitados. El viejo conflicto guerrillero en Colombia con más de cincuenta años de vigencia podría ser abordado en los mensajes que expondrá el Papa, quien nació en Buenos Aires, Argentina, el 17 de diciembre de 1936.
Tercer Papa en Cuba
Aquí, debo admitir que por error involuntario omití en mi anterior artículo que Benedicto XVI se convirtió en el segundo Papa en visitar Cuba, en 2012, siendo recibido por el presidente Raúl Castro. El primero fue su antecesor Juan Pablo Segundo, en 1998, cuando todavía era presidente el líder histórico de la revolución cubana, Fidel Castro.
En una multitudinaria misa en Santiago de Cuba, Benedicto XVI, exhortó a la población cubana a dar vigor a la fe y para que con las armas de la paz, el perdón y la comprensión, “luchen para construir una sociedad abierta y renovada, una sociedad mejor, más digna del hombre”.
La presencia de Juan Pablo II en Cuba impactó poderosamente no tan solo por ser la primera vez que un Pontífice pisaba tierra cubana, sino igualmente porque en ese instante sustentaba el poder el carismático líder Fidel Castro lo que provocó una especial atención de los medios de comunicación a nivel internacional.
Se recuerda que la prensa mundial se mantuvo atenta al tono de las palabras del fenecido Papa cuando recorría La Habana y cinco provincias cubanas.
Las intervenciones de Juan Pablo II en las misas que presidió en diferentes lugares públicos de Cuba, incluyendo la emblemática Plaza de la Revolución y en las instalaciones de la Universidad de La Habana, alcanzaron no tan solo una extraordinaria difusión mediática sino que penetraron en el sentimiento de la población.
Habló de importancia de la familia, del respeto al derecho ajeno, de la libertad religiosa, de la preservación de la vida y de la necesidad de que Cuba se abriera al mundo y el mundo se abriera a la Isla.
En cambio, Benedicto XVI, quien comenzó su periplo por la tierra de José Martí, en Santiago de Cuba, segunda ciudad más importante de la nación caribeña, adoptó una tónica conciliadora en el contenido de sus mensajes exhortando a los cubanos a que “luchen por una sociedad abierta y renovada”.
Hablando ante una multitud de hombres y mujeres que colmaron la plaza Antonio Maceo, de Santiago de Cuba, dijo textualmente: “Queridos hermanos, ante la mirada de la Virgen de la Caridad del Cobre, deseo hacer un llamado para que den nuevo vigor a su fe, para que vivan de Cristo y para Cristo, y con las armas de la paz, el perdón y la comprensión, luchen para construir una sociedad abierta y renovada, una sociedad mejor, más digna del hombre, que refleje más la bondad de Dios".
Y fue aplaudido intensamente por la multitud entre los que se encontraba el presidente de Cuba, Raúl Castro, funcionarios gubernamentales, diplomáticos y representantes de distintas instituciones católicas cubanas y de América Latina.
Ahora, el Papa Francisco
En la medida en que se acerca la fecha del arribo del Papa Francisco a Cuba, surgirán diversos comentarios relacionados al tercer Pontífice que visitará la hermosa Isla Caribeña. Pero especialmente, inquietudes sobre el contenido de las alocuciones públicas que dirigirá y que trascenderán a nivel mundial.
Lunes, 18 de mayo del 2015