Un termómetro para determinar si hemos avanzado en materia de Derecho Constitucional lo constituye la discusión a que ha dado lugar la decisión del Comité Político del PLD tomada el pasado 19 de abril, en la cual 23 de sus integrantes, de un universo de 35, decidieron decantarse por apoyar una posible repostulacion del Presidente Danilo media vía una reforma constitucional en razón de que la Constitución actual expresamente prohíbe en su articulo 124, la repostulacion en el cargo de aquel que detente La Presidencia de La Republica, es decir, el legislador constituyente aprobó una figura mas adecuada a nuestra realidad social que la cacareada: dos periodos y nunca jamás.
Lo cual fue recalcado en su articulo 274 al insistir en que los puestos electivos tienen una duración de solo cuatro anos y no son renovables desde el poder, esto es desde su ejercicio. Como puede entenderse el constituyente trato de liberar al país del desasosiego que la repostulacion produce en la institucionalidad democrática del Estado Dominicano desde su fundación, sin embargo, la mayor parte de los integrantes del partido político creado para completar la obra de los fundadores de la nación, entienden que todavía no es momento de acatar la Constitución sino de ser fieles a la tradición pisoteadota de la Carta sustantiva.
Lesionando así el principio de igualdad (y no el de elegir y ser elegido) en tanto y cuanto derecho fundamental que resguarda el articulo 39 de La constitución, por tanto, no es un derecho político es un derecho troncar perteneciente al Estado Social, es decir, a la forma de Estado que busca corregir las limitaciones del Estado político o liberal mediante el trato igual para condiciones iguales.
Los sumos pontífices del constitucionalismo actual han dado también su visto bueno a la repostulacion del Presidente. Es en estos donde se apoya el comité político -si atendemos a las consultas privadas como a las publicaciones de los medios donde se puede establecer que estos son los impulsores del proyecto-, claro, las voces disidentes de ese punto de vista no cuentan. No son objeto de consideración de parte de la democracia que nos gastamos. Ahí esta el origen de los males nacionales: en la irresponsabilidad con que actúan nuestros hombres públicos para los cuales el interés personal pesa más que el interés general de la nación.
Con todo, ahora resulta que la ley de convocatoria a una revisión constitucional no es una ley constitucional ni tampoco orgánica, es una ley simple, a pesar de que la propia carta magna dice que ley y por que debe clasificarse ora como orgánica, ora como constitucional. Obsérvese que la Constitución también expresa que se trata de una ley que no puede ser observada por el Poder Ejecutivo, obsérvese que se soslaya el criterio de que es una ley troncal en el derecho procesal constitucional reformador de la propia constitución, pero no, nuestros sabios entienden que es una simple ley, y, al parecer, este punto de vista prevalecerá de la misma forma en que ha prevalecido desde 1844: impulsada por el uso del poder aunque esta vez sea un poder blando, pero poder al fin.
La primera consecuencia de la violación a la Constitución en que ha incurrido el comité político del partido cuyo fundador hizo que se derramara sangre y sufrió un Golpe de Estado por defender La Constitución, es que obligara también a que los legisladores hagan lo propio, es decir: una violación constitucional sucede a otra y así sucesivamente.
El país esta pues postrado ante dirigentes políticos más prestos a actuar con base a sus intereses parciales que conforme al interés general e institucionalizante. No se necesita ser un mago para darse cuenta de que el país esta entrando por una pendiente peligrosa, en la cual la legitimidad del sistema político imperante quedara muy entre dicho pues de ahora en adelante quedara definitivamente consagrado el derecho de todo gobernante a hacerse una constitución a la medida de sus ansias de permanecer en el cargo mas allá del mandato que le confiere la ley sustantiva.
Es una derrota para Leonel porque desoyó las voces que en 2010, le indicaban que la reforma a la Constitución debía hacerse vía una Asamblea Constituyente, esta tomando de su propio caldo pues se observa que quienes actuaron como auspiciadores de aquel proceso reformador no eran sus parciales sino mercaderes dispuestos a venderse al mejor postor y ultimo subastador. Lo que demuestra que la política vernácula es aquella que esta basada en principios. Más todavía, que el llamado pramagtismo político es banal, superficial e impropio de hombres constructores de nación y de democracia.
Una regla elemental de la política que enseña Maquiavelo que nunca debe ignorarse, es aquella según la cual nadie puede ir a la contienda sin ejército propio, pues se expone a ser abandonado en medio de la batalla y perderá así la guerra. Los reales o supuestos constitucionalistas nunca fueron sus parciales, lo son aquellos que propugnaron por una constituyente. Así como el Comité Político siempre fue su adversario para ganarse su adhesión no escatimo recursos sino que propicio el germen de su derrota: el sistema clientelar. Al tiempo que descuido a sus reales partidarios pues el Profesor Bosch se cuido de escoger como su sucesor a alguien que no proviniera del Comité Político sino de las bases. Leonel cometió el error infantil de descuidar las bases, de traicionarlas y apoyarse como se apoyo en aquellos que hoy son sus verdugos, por tanto, no le queda más remedio que seguir flotando en aguas turbias. Esto es olvido la realidad de la composición social dominicana y los efectos políticos de La Pequeña Burguesía cuando lucha por el poder.
Ciertamente, el discurso fue bueno pero muy parcial, un dirigente de su calibre no puede dirigirse al pueblo para hablar de manera parcial sino para orientar, trazar pautas y conseguir adherentes mediante un discurso holistico. Por tanto, sus palabras han sido insuficientes para lograr el efecto que debió perseguir. Desde esta perspectiva, ha sido razonable el acuerdo a que se ha llegado, pues el liderazgo colegiado que reside en el Comité Político continuara hasta 2020, se evitara la lucha en la arena de un Congreso donde las fidelidades están determinadas por el sistema clientelar que el propició. No tendrá que proclamar: me venció el Estado, pero si quedara sacrificado el orden constitucional, La Constitución misma será nueva vez sacrificada. Esperemos que al igual que en 2010, el cambio sea positivo pero insuficiente. DLH-27-5-2015